Alabanza del aburrimiento: lo pendular y los opuestos complementarios
Sergio Sinay
"Me aburro." Basta con
que un chico pronuncie esta frase para que sus padres sientan que fracasaron
como tales. Y correrán a fabricar o comprar diversión. La palabra aburrimiento,
así como la misma idea, y más aún la experiencia de esa sensación deben ser apartadas
del horizonte existencial. La vida debe ser servida, y consumida, como una
apetitosa fuente de diversión. ¡Qué divertido! Contame algo divertido. ¿Te
divertiste? Vení a divertirte. Diversión asegurada. Nos rodean frases e
invocaciones de este tipo. Sin embargo, acaso tenía razón el implacable y agudo
filósofo y matemático inglés Bertrand Russell cuando afirmaba que la capacidad
de tolerancia al aburrimiento es esencial para alcanzar momentos de felicidad.
"La vida de los grandes hombres, decía Russell, sólo fue emocionante
durante unos pocos minutos trascendentales. Una generación que no soporte el
aburrimiento será una generación de escaso valor."
Aburrimiento y diversión son
opuestos complementarios. ¿Cómo reconocer a uno sin haber experimentado el
otro? Ocurre lo mismo con la luz y la oscuridad, con el frío y el calor, con lo
áspero y lo suave, con el amor y el odio, con la tristeza y la alegría (que no
debe ser confundida con diversión), con el desasosiego y la esperanza, con la
aspiración y la exhalación, con la actividad y el reposo. La vida entera es un
movimiento pendular entre opuestos complementarios. Como tales, se necesitan
mutuamente. Uno le da existencia e identidad al otro. Sin el aburrimiento, la
diversión sería una patológica manía. Sin la diversión el aburrimiento sería un
pantano de tedio existencial.
La diversión permanente termina
por ser divergente. Dispersa. Impide poner el foco en temas del mundo interno
que piden atención y cuidado. Es un punto de fuga. El aburrimiento nos concentra
en ideas que no tenían espacio para expresarse y ahora emergen, nos propone
interrogantes que hace tiempo esperan respuesta. El escritor uruguayo Mario
Levrero, hombre versátil y creativo (entre su rica obra se encuentran La banda
del ciempiés, La novela luminosa y Dejen todo en mis manos), decía sobre este
punto: "Tengo pruebas de que una vez que consigo entregarme a esos
aburrimientos espantosos, la buena actividad surge por sí sola, como un reclamo
natural del cuerpo, como una consecuencia natural y lógica. Vale la pena llegar
al aburrimiento, tocar fondo en el aburrimiento, porque de ahí nacen los
impulsos correctos".
La afirmación de Levrero autoriza
a sospechar que de no haber sido porque sus creadores pudieron, supieron y se
permitieron aburrirse, muchas valiosas producciones humanas (en el arte, la
ciencia, la filosofía, la técnica y otros campos) no existirían. La vida fluye
en dos movimientos: uno de contacto (con el mundo, con la gente, con el
acontecer), que sería en este caso la diversión, y otro de retiro (silencio,
apaciguamiento), en este ejemplo el aburrimiento. Ambos necesarios, como lo son
la sístole y la diástole para el funcionamiento del corazón. Temerle al
aburrimiento, huir obsesivamente de él, puede privarnos de reveladores momentos
de intimidad, de autocomprensión. Y, curiosamente, también puede llevarnos a un
círculo vicioso, que Freddie Mercury, el incomparable e inolvidable cantante de
Queen, describía así: "A veces pienso que debe haber más en la vida que
correr todo el tiempo como un loco, para terminar aburriéndose". Tanto
huir, en fin, para llegar al mismo lugar.
Ante el reclamo Me aburro, se
puede responder: Yo también. Y del aburrimiento compartido quizá nazcan
conmovedoras revelaciones.
Lo que dice el autor de este artículo me hace pensar en "el hacer nada" que es totalmente distinto que "no hacer nada".Pienso que "el hacer nada" o "aburrimiento" es constructivo porque nos lleva silenciosamente a nuestro interior a "de de donde venimos" "a donde vamos" "porque estamos" "que finalidad tiene mi existencia" "cual será mi fin" en fin, coincido somos un conjunto de insatisfechos,que no tenemos la inteligencia de saber aburrirnos. Agustin
ResponderEliminar