jueves, 7 de enero de 2016

VENECIA VENDE...






Venecia planea vender obras maestras para cuadrar sus cuentas


 Miguel Ángel García Vega 








Ya se sabe la estrecha y profunda relación que ha tenido el hombre, las piedras y los tropiezos. Cuando pensábamos que el disparate que propuso en su día la municipalidad de Detroit de vender sus obras de arte para reducir su déficit era algo irrepetible, Luigi Brugnaro nos ha recordado que la sinrazón es un eterno retorno. El alcalde de Venecia se está planteando la posibilidad de vender algunas obras maestras del patrimonio artístico de la ciudad para equilibrar las cuentas públicas de La Serenissima.
Todavía no existe una lista de obras pertenecientes a museos públicos susceptibles de ser vendidas, pero diversas informaciones periodísticas apuntan a piezas del pintor francés de origen bielorruso Marc Chagall y también de Gustav Klimt. De este último se especula con la posibilidad de vender una verdadera joya:Judith II (Salome). Solo este lienzo de 1909 podría superar los 70 millones de euros en el mercado. El criterio del alcalde, que el mismo ha relatado, para enajenar las obras sería deshacerse de aquellas que “no pertenecen a la tradición ni a la historia de la ciudad”. La propuesta ha sido recibida como agua hirviendo sobre la piel entre los amantes del arte y entre muchos políticos romanos, pero Brugnaro ha estado firme.“Prefiero vender las pinturas que quedarme quieto admirándolas mientras el agua gotea sobre los pupitres de las escuelas y las bibliotecas públicas no tienen papel higiénico”, sostiene el regidor.


Unos 23 millones de turistas visitan Venecia todos los años. Sin embargo sus ingresos no son suficientes para cubrir los 
altos costes de mantenimiento de la ciudad.


Lo cierto es que la situación de la ciudad es un drama. Pese a los 23 millones de personas que la visitan al año, las cuentas no salen. Lo cual abre, también, una reflexión sobre dónde se queda el dinero del turismo masivo. Porque las ayudas públicas son insuficientes. El mantenimiento de Venecia es muy caro. Por ejemplo, los edificios sobre el agua se degradan y erosionan a una rapidez de vértigo. Necesitan restaurarse cada década en vez de cada 50 años, como sucede en tierra firme. Una ley especial cubre desde hace años estos costes añadidos. Sin embargo no resulta suficiente.Entre 1993 y 2004, La Serenissima ha recibido 143 millones de euros de la administración pública. Una cantidad limitada para una ciudad que tiene que gestionar un carísimo sistema de barreras flotantes (el plan Moisés, que lleva ya gastados más de cinco veces los 10.000 millones de euros presupuestados inicialmente) para evitar las inundaciones y lidiar con el pernicioso efecto de los gigantescos trasatlánticos repletos de visitantes.



 Restauración del puente de Rialto. 


A la búsqueda de hacer caja, Venecia va cambiando. Uno sus palacios más emblemáticos, el de Fontego dei Tedeschi, se ha convertido en un centro comercial y varias islas de la laguna ya es posible alquilarlas a largo plazo. Incluso el regidor veneciano está estudiando cobrar cinco euros por la entrada a la plaza de San Marcos y limitar el número de visitantes a 65.000 al día. A mediados de diciembre del año pasado —narra The Wall Street Journal— Roma accedió a dar a Venecia unos 65 millones de euros para los próximos siete años, desde luego muy lejos de los 50 millones anuales que pedía la ciudad. “Nos dan solo cacahuetes”, se quejó en una entrevista Michele Zuti, responsable de gestionar el presupuesto de La Serenissima.











En este horizonte encapotado y oscuro, la idea de vender algunas obras maestras de museos públicos no aportaría nada más que la pérdida de un patrimonio y una identidad que no solo pertenece a esta generación sino, sobre todo, a las futuras y que en bien poco contribuiría a drenar la continua pérdida de ingresos de una ciudad que debe buscar su porvenir en una mejor gestión de sus enormes recursos.







Imagen de apertura: Detalle del óleo 'Judith II (Salome'), 1909, de Gustav Klimt. © Fondazione Musei Civici di Venezia, Galleria Internazionale d’Arte Moderna di Ca’ Pesaro.
 A la izquierda, el lienzo completo.

























Del blog Con Arte y Sonante. 





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