Carne de Facebook
Javier Sampedro
Tiene
gracia que, tras las críticas recibidas por la propagación de vídeos de
asesinatos y suicidios, Facebook haya tenido que contratar a 3.000 personas de
carne y hueso para que filtren toda esa basura. Ya tenía otros 4.500 empleados
dedicados a ello. Y luego diremos que la tecnología quita empleo.
No
es que Facebook vaya a verse en estrecheces financieras por contratar a toda
esa gente, ni mucho menos. La firma de Zuckerberg acaba de presentar unos
resultados del primer trimestre que erizan el cabello: 2.000 millones de
usuarios al mes y unos ingresos de 3.000 millones de dólares. Podría contratar
a media China. Lo que tiene gracia es que uno de los líderes tecnológicos de
nuestro planeta no tenga aún unos algoritmos decentes que distingan el grano de
la paja, la verdad de la posverdad, la perversión del entretenimiento. Al
parecer, los humanos seguimos haciendo falta para esas tareas de bajo nivel.
El
gran reto al que se enfrenta Facebook no es ése. Es situarse entre los cinco
grandes en el emergente, incierto y opulento mercado mundial de los datos: el big
data que se prefigura como el oro financiero naciente, o “el combustible
del futuro”, como lo llama The Economist en un documentado titular.
Los cinco grandes del big data serán, previsiblemente, Amazon, Apple,
Google, Microsoft y la propia Facebook. Estos cinco prevén hacer una mina de
oro con nuestros movimientos y llamadas, nuestras visitas y permanencias en la
web, nuestros hábitos y patrones más secretos, los que incluso tú y yo,
confiado lector, ignoramos sobre nosotros mismos. El combustible del futuro.
¿Te
has preguntado por qué esos cinco gigantes ofrecen gratis muchos de sus
servicios? Exacto: es porque a cambio obtienen más y más datos sobre ti. Los
datos de sus cientos de millones de usuarios alimentan sus sistemas de
inteligencia artificial, unas máquinas que aprenden a extraer pautas,
significados y predicciones del comportamiento de toda esa masa humana. Créeme:
esos sistemas saben predecir tus gustos musicales mejor que tú mismo, y la
música es solo el ejemplo más inocente que se me ha ocurrido.Por un lado,
cuantos más datos recolecta, mejor puede adaptarse una empresa a la demanda de
sus consumidores. Amazon sabe lo que compramos, Google lo que buscamos, Facebook
lo que compartimos, incluso si es la burrada de un psicópata, y cualquier
telefónica nos sigue la pista ora por el GPS de nuestro aparato, ora por el
repetidor al que se conecta. Todos estos datos son secreto industrial. En
cierto sentido, todos somos empleados de Facebook.
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