Feminismo en camiseta
Elvira Lindo
La modelo Camille Hurel, con la camiseta con la frase de Chimamanda Ngozi Adichiet"
en un desfile de Dior en París en enero
Cualquier frase, por bella que
sea, entrecomillada y colgada en un muro de Facebook siempre va a acabar
pareciendo escrita por Paulo
Coelho. Eso es así. Tanto da que le añadas abajo la autoría y resulta
que la dijo o la escribió Pepe
Mujica, Saramago, Sampedro o el mismo Einstein. Se trata de una
transmutación de la autoría intelectual a la que todavía los científicos no han
dado respuesta, pero aquí estoy yo para constatar que dicho fenómeno se
produce. Sí, queridos lectores, son muchos años leyendo frases entrecomilladas
porque a la vista está que hay gente que tiene una enorme fe en las frases y
hay personas buenas que respondiendo a esa necesidad social han creado páginas
en donde nos sirven sentencias entrecomilladas con letras en cursiva y la foto
de quienes las pronunciaron, pongamos, de un Martin Luther King. Nos dan así el
trabajo hecho y podemos colgar en nuestros muros el pensamiento del día y
sentirnos un poco mejor. Aunque tampoco el doctor King se libra: entresacas una
frase de su mítico discurso del 63 y también parecerá de Coelho. Es fundamental
que las frases no tengan más de 140 caracteres porque si reproducimos un
párrafo el lector agudo puede advertir matices y el lector perezoso, ay, se
puede cansar.
Las frases entrecomilladas
provocan tremendos malentendidos. Entrecomilla una frase de un artículo y puede
que cambies el sentido de lo escrito; titula una entrevista con una frase del
personaje y puedes hacerle quedar como un gilipollas. Servidora se compró una
camiseta en el Museo de los
Derechos Civiles de Memphis con el siguiente lema: Well-Behaved
Women Seldom Make History(Las mujeres que se portan bien raramente hacen
historia). Me la ponía pensando que se refería a que la lucha por la
emancipación femenina había requerido de mujeres poco dóciles, desobedientes.
Pues no. Un día se me ocurrió buscar a la autora de la frase y vi que era Laurel Thatcher
Ulrich, ganadora del premio Pulitzer de historia en 1976 con un libro que
llevaba dicho título. Muchas personas repararon en la frase pero no leyeron el
libro, así que la historiadora fue la primera sorprendida al ver que su título
se convertía en un slogan tan reproducido en camisetas y tazas de
café que es hoy una frase hecha a la que se ha otorgado un sentido (el que yo
le di) equivocado. En realidad, Thatcher se refería en su ensayo a que pocas de
las mujeres que han hecho cosas notables han pasado a la historia. Era una
legítima reivindicación de las olvidadas, pero inevitablemente pierde la
picardía que la mayoría de las mujeres captábamos.
Hay una frase que a punto está de
convertirse en lema, We Should Be Feminist (Todos deberíamos ser
feministas), la elocuente conferencia de la nigeriana Chimamanda Ngozi
Adichie, publicada a modo de manifiesto y que en cinco años se puede catalogar
como una referencia del pensamiento feminista. Adichie estará al tanto de que
su célebre título adorna hoy la pechera de una camiseta de Dior porque supongo que
una marca de moda no se puede apropiar del título de un libro sin el permiso de
la autora, así que mi deseo es que se esté llevando algún porcentaje en
concepto de derechos de autor de los 550 euros que cuesta la camisetilla,
aunque no deja de resultar chocante que un título que contiene tanta historia
de postergación, humillación y desigualdad se vea transformado en algo banal,
como un estampado, como el mero adorno de la temporada primavera-verano; para
colmo, con semejante precio, aunque veo que también existe la versión low
cost por 14 euros. Puede que haya quien compre la prenda barata no ya por
el significado de la frase sino porque Dior lo ha convertido en guay.
La moda arrasa con todo. Hemos
pasado de cuando la palabra “feminismo” provocaba mal rollo en los medios, en
los titulares, en las frases entrecomilladas, a este momento actual en que las
llamadas revistas femeninas hacen uso de ella como reclamo, a su caprichosa
manera y haciéndola compatible con el horóscopo y otras irracionales secciones.
En estos momentos en que los medios explotan la ola feminista exhibiéndola en
titulares anecdóticos observamos como conviven una frase que dijo Rosa Parks, Clara Campoamor o Simone Veil con
declaraciones absurdas de activistas de quinta fila: una chavala que se deja el
vello y exhibe sus piernas peludas en Instagram, un actor jovencito que rompe
una lanza por la igualdad llevando tacones (¿Y James Brown?) o modelos que se
hacen fotos sin pintar para sentirse como cualquier mujer. Gracias, gracias a
todas. El caso es que percibo como algo incompatible una frase que anima a la
humanidad, sin distinción de sexos, a ser feminista y una prenda de lujo. Las
frases sacadas de contexto pierden con frecuencia su sentido inicial. La de
Adichie estaba ligada a un manifiesto, no a un escaparate de una firma
inaccesible para la mayoría de las mujeres. Pero tal vez debamos someterla a
esa prueba de fuego que nos muestra que cualquier frase se puede corromper:
colguémosla en Facebook y observémosla. ¿Adichie o… Paulo Coelho?
Diario El País. España
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