De la perfección y... el error
Gloria Crespo Maclennan
"La gente consume
fotografías. Ha dejado de mirarlas", recalca Erik Kessels (Roermond, Holanda,
1966) en dos enunciados que se insertan en The many lives of Erik Kessels. Se trata del primer
monográfico dedicado a este artista, que se ha impuesto la misión de que
volvamos a mirar de verdad las imágenes; detener la mirada del espectador,
haciéndole partícipe de lo que ve. Para ello se ha convertido en un
coleccionista de fotografía vernácula. De la 'fotografía encontrada', siguiendo
la senda iniciada por el surrealismo y Duchamp. Peinando mercadillos, y
sumergido en el pozo sin fondo que es Internet, descontextualiza las imágenes
otorgándolas una narrativa que va mucho más allá de su significado individual.
A medida que los
teléfonos móviles se han hecho indispensables en nuestras vidas, y que Internet
y las redes sociales han trastocado nuestra manera de relacionarnos con nuestro
entorno, y por tanto su valoración, el número de fotografías realizadas anualmente
aumenta de forma exponencial. Según datos recogidos por Infotrends y
publicados en The New York Times, un 75% de estas imágenes han sido
tomadas con algún tipo de móvil y el número de fotos tomadas se ha triplicado
desde 2010. Se espera que durante el transcurso del 2017 alcance la cifra de
1,3 trillones. Así devoramos imágenes de forma masiva, como si de comida basura
se tratase: “De la misma manera que la comida que consumimos tiene la
apariencia de perfecta pero no tiene substancia, lo mismo podemos decir de esa
cantidad de imágenes con que a diario alimentamos nuestras retinas”, escribe
Kessels. "Nos hemos vuelto unos iliteratos visuales, consumidores pasivos.
No leemos las imágenes. La calidad se está ahogando en un mar de
cantidad”.
A
los treinta años el artista holandés conocía ya todos los mecanismos que se
encontraban detrás del mundo de la comunicación. Estudió escaparatismo y
diseño, y se dedicó a la ilustración en una agencia publicitaria, hasta que
llegó a fundar la suya propia en Ámsterdam, KesselsKramer.
En la actualidad es
también el editor de la revista Useful
Photography. Fue precisamente su reacción ante la asepsia del mundo
publicitario la que encendió su pasión por la fotografía vernácula: “En el
diseño y en la publicidad la imagen perfecta es percibida como la única imagen
aceptable. Esto me aburre”, señala Kessels. De esta suerte, comenzó la búsqueda
de aquellas imágenes tan reales como imperfectas que conforman su obra. “Las
faltas, flaquezas y errores que componen las imágenes que colecciono las hacen
más auténticas y humanas. Las utilizo tanto en mi trabajo publicitario como en
el artístico. Exploro la imperfección en un mundo perfecto”.
En 1988 publicó su primer
fotolibro, Missing link,
compuesto por una serie de polaroids sobre distintos temas, en las que el
nexo entre ellas queda a la libre interpretación del lector. El diseño del
libro, en forma de fuelle, permite variar el orden de lectura de las imágenes
durante su visualización. “Kessel no atrapa a las imágenes dentro de una única
interpretación, por el contrario, idea un mecanismo que enfatiza la profundidad
semántica y su maleabilidad. Como tal, el libro es una oda a la libre
circulación de signos”, escribe Francesco Zanot en uno de los textos que
incluye The many lives of Erik
Kessels. Editado por la editorial Aperture en colaboración con Camera,
recorre la trayectoria artística a través de veinte de sus series e
instalaciones, en las que el autor nos invita a abandonar nuestra actitud
pasiva y a preguntarnos sobre aquello que observamos.
Pronto
Kessels, en un alarde de 'ecología de la imagen', comenzaría a replantearse la
necesidad de crear más imágenes nuevas en este mundo de sobreabundancia de
ellas. Así comenzó un proceso de apropiación y descontextualización de imágenes
ya existentes, cuyo resultado se puede observar en los más de sesenta libros
producidos bajo el binomio de artista y curador. Nunca altera ni manipula las
imágenes, su trabajo se ciñe al puro arte de selección que celebra la capacidad
artística del amateur. Tan accidental, como pura.
Entre las series más
destacadas se encuentra In Almost
every picture #7, en la que la biografía de Rita Van Dijk queda
expuesta de una manera muy curiosa: fotografiada a través de la cámara de una
atracción de tiro de ferias. La serie comienza en 1936 y llega hasta nuestros
días, mostrándonos a Rita, año tras año, sujetando el rifle, cada vez que era
capaz de acertar a la diana.
Imagen de la serie 'In almost every picture #07
'ERIK KESSELS
Almost everypicture #9 (2010) destila humor y ternura al presentar la complicada tarea de una familia en su intento de fotografiar a la mascota de la casa, un perro, cuya negra pelambrera, unida a la escasa pericia fotográfica de sus dueños, dificulta su descripción hasta en ocasiones aparecer como un espectro.Pero si bien la obra del artista holandés está compuesta fundamentalmente de la vida de los otros, el libro incluye algunas de sus series autobiográficas, entre ellas Unfinished Father ( 2015). Kessel presenta las piezas y las fotografías que su padre utilizaba para restaurar su objeto fetiche: un Fiat 500, Topolino, trabajo al que se dedicó amorosamente hasta que una apoplejía interrumpió el proyecto. Una reflexión que nos habla del valor de la perseverancia y de cómo, a su pesar, a veces el control de nuestras vidas se nos escapa.
Es en la fotografía
amateur en la que Kessel ha encontrado una inagotable fuente de inspiración.
“Los amateurs no tienen límites. Hacen distintas elecciones a las de los
artistas porque no están pensando en las galerías”, señalaba el artista en una
entrevista en 2014 con The Guardian. “Están casi ciegos a esas cosas como
el buen gusto porque habitan su propia zona. Entras en su mundo al mirar su
obra. Un mundo que quizás parezca extraño a los demás, pero en esto radica su
belleza. En esto y en sus historias”.
La obra de Kessel es un
canto a la belleza de la imperfección y de los errores. ¿No son acaso
estos mismos los que han hecho avanzar a la historia de la fotografía? El error
puede dejar de ser un fracaso y convertirse en fuente de inspiración.
Instación 'Shot of My Feet', f/stop International Photography Festival, Leipzig, Alemania, 2014
ERIK KESSELS
“Es importante hacer
fotografías malas”, decía Diane Arbus. “Son las malas las que tienen que ver
con aquello que nunca has hecho”.
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