Pablo Bernasconi
Ilustrador
Pablo Bernasconi
se encuentra entre los seis finalistas del Premio Hans Christian Andersen, algo
así como el Nobel de la literatura infantil, dentro de la categoría
Ilustración, cuyo ganador se dará a conocer el 26 de marzo en la Feria
Internacional del Libro Infantil de Bolonia, Italia. La Junta Internacional de
Libros para Jóvenes (IBBY, por sus siglas en inglés) tuvo a cargo la selección.
Dibujante sin
límites, pues también nada a sus anchas en el mundo de la escritura, el fuerte
de Bernasconi es la experimentación. Lo que más le interesa al ilustrador es
que su obra refleje el mundo conceptual que desarrolla.
-¿Qué define tu
trabajo?
Diría que hay
muchas capas de sentido que es con lo que trabajan los chicos. Hay algo
superficial, pero por debajo se multiplican los significados. Eso provoca una
sorpresa infinita en el lector, dado precisamente por esa arquitectura de capas
que me gusta trabajar, siempre a partir del juego.
Pablo Bernasconi es
lúdico hasta para ejemplificar: "Una
caja de huevos con un palito puede ser una nave espacial y un bollo de papel,
una pelota. Uno ve un objeto que, por vía de la imaginación, se convierte
en otra cosa. Ayer, mi hijo Franco armaba una nave espacial con cajas de huevo.
Y para él era superior a la de La guerra de las galaxias, porque esa es la
autoridad de la imaginación".
El ilustrador postulado le da un espacio al lector, porque desde su mirada, eso facilita la aproximación a lo que construye en su imaginación.
"Ayudo al
lector a completar lo que ha imaginado y lo agradece. No se lo puede tener
en un rol pasivo, en una época en que hay una proliferación de estímulos dados
en bandeja", subraya en diálogo con Clarín.
Y sigue con sus
ejemplos didácticos: "Por ejemplo, la Barbie tiene un mundo propio y no
hay nada que puedas hacer. Me parece un espanto. No deja nada librado a la
imaginación. Y esto también pasa con los libros. Me gustan los libros que el
lector completa".
-¿Qué se le pide hoy a un ilustrador?
A los que
empiezan, que adapten su estilo a lo que el mercado exige: historias sencillas
con pocas palabras. Pero como eso es parte de una época cortita, en tres o
cuatro años queda viejo. Por eso definir un estilo es tan difícil. Pero me
siento mucho más honesto, porque las cosas empiezan a desarrollarse y se vuelve
natural.
-¿Y cuál es tu
búsqueda?
Encontrar
territorios nuevos en el campo de la experimentación. Me gusta cambiar el
estilo plástico/estético, porque sobre ésto siempre hay un estilo conceptual
que permanece. Yo hago las cosas muy a lo argentino. En mi casa ato con
alambre si el plomero no vino o me cobra muy caro. Estoy seguro de que
un yanki o un ruso no lo harían de este modo. Cuando ves la
construcción de esas máquinas por ejemplo en mi libro Quetren Quetren, te
das cuenta que funcionan casi por milagro. Bueno, como la Argentina.
Del hiperrealismo al barroco
Pablo Bernasconi
dice que una tendencia actual es la ilustración hiperrealista tirando al
barroco. "De pronto hay tantos ilustradores haciendo lo mismo, que dejás
de reconocerlos. Una cosa era lo que hacía Rébecca Dautremer y otra cosa lo que
se hace hoy. Todo es hoy muy diferente."
Respecto del
premio, el ilustrador es optimista. Dice que le gusta haber llegado hasta
la instancia final porque el Premio Andersen "reconoce la contribución a
la literatura infantil y juvenil mundial. Ellos tienen dibujantes muchos más
cerca. Lo mío es más local, pero lo bueno de los premios es capitalizar la
atención que se hace más frecuente. Abre otras puertas".
El ilustrador
postulado al Premio Andersen dice que eso le abre otras puertas para seguir
haciendo lo que le gusta. "El mercado no está dispuesto a aceptar que algo
falle. Esta postulación a uno le da más valor para perseverar en lo que me
gusta: experimentar".
Texto: Diario Clarín. Buenos Aires
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