domingo, 4 de febrero de 2018

PABLO BERNASCONI




Pablo  Bernasconi
Ilustrador
















Pablo  Bernasconi se encuentra entre los seis finalistas del Premio Hans Christian Andersen, algo así como el Nobel de la literatura infantil, dentro de la categoría Ilustración, cuyo ganador se dará a conocer el 26 de marzo en la Feria Internacional del Libro Infantil de Bolonia, Italia. La Junta Internacional de Libros para Jóvenes (IBBY, por sus siglas en inglés) tuvo a cargo la selección.
Dibujante sin límites, pues también nada a sus anchas en el mundo de la escritura, el fuerte de Bernasconi es la experimentación. Lo que más le interesa al ilustrador es que su obra refleje el mundo conceptual que desarrolla.







-¿Qué define tu trabajo?

Diría que ​hay muchas capas de sentido que es con lo que trabajan los chicos. Hay algo superficial, pero por debajo se multiplican los significados. Eso provoca una sorpresa infinita en el lector, dado precisamente por esa arquitectura de capas que me gusta trabajar, siempre a partir del juego.
Pablo Bernasconi es lúdico hasta para ejemplificar: "Una caja de huevos con un palito puede ser una nave espacial y un bollo de papel, una pelota. Uno ve un objeto que, por vía de la imaginación, se convierte en otra cosa. Ayer, mi hijo Franco armaba una nave espacial con cajas de huevo. Y para él era superior a la de La guerra de las galaxias, porque esa es la autoridad de la imaginación".










El ilustrador postulado le da un espacio al lector, porque desde su mirada, eso facilita la aproximación a lo que construye en su imaginación.
"Ayudo al lector a completar lo que ha imaginado y lo agradece. No se lo puede tener en un rol pasivo, en una época en que hay una proliferación de estímulos dados en bandeja", subraya en diálogo con Clarín.
Y sigue con sus ejemplos didácticos: "Por ejemplo, la Barbie tiene un mundo propio y no hay nada que puedas hacer. Me parece un espanto. No deja nada librado a la imaginación. Y esto también pasa con los libros. Me gustan los libros que el lector completa".




















-¿Qué se le pide hoy a un ilustrador?

​A los que empiezan, que adapten su estilo a lo que el mercado exige: historias sencillas con pocas palabras. Pero como eso es parte de una época cortita, en tres o cuatro años queda viejo. Por eso definir un estilo es tan difícil. Pero me siento mucho más honesto, porque las cosas empiezan a desarrollarse y se vuelve natural.






-¿Y cuál es tu búsqueda?

Encontrar territorios nuevos en el campo de la experimentación. Me gusta cambiar el estilo plástico/estético, porque sobre ésto siempre hay un estilo conceptual que permanece. Yo hago las cosas muy a lo argentino. En mi casa ato con alambre si el plomero no vino o me cobra muy caro. Estoy seguro de que un yanki o un ruso no lo harían de este modo. Cuando ves la construcción de esas máquinas por ejemplo en mi libro Quetren Quetren, te das cuenta que funcionan casi por milagro. Bueno, como la Argentina.








Del hiperrealismo al barroco

Pablo Bernasconi dice que una tendencia actual es la ilustración hiperrealista tirando al barroco. "De pronto hay tantos ilustradores haciendo lo mismo, que dejás de reconocerlos. Una cosa era lo que hacía Rébecca Dautremer y otra cosa lo que se hace hoy. Todo es hoy muy diferente."








Respecto del premio, el ilustrador es optimista. Dice que le gusta haber llegado hasta la instancia final porque el Premio Andersen "reconoce la contribución a la literatura infantil y juvenil mundial. Ellos tienen dibujantes muchos más cerca. Lo mío es más local, pero lo bueno de los premios es capitalizar la atención que se hace más frecuente. Abre otras puertas".
El ilustrador postulado al Premio Andersen dice que eso le abre otras puertas para seguir haciendo lo que le gusta. "El mercado no está dispuesto a aceptar que algo falle. Esta postulación a uno le da más valor para perseverar en lo que me gusta: experimentar".














Texto: Diario Clarín. Buenos Aires
















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