Hygge: el secreto de la felicidad de los daneses
Lo llaman Hygge* y
es un concepto 100% danés: se dice que éste hace a los hogares más cálidos
y a la gente más feliz. Pero ¿qué es exactamente el hygge? y ¿es posible
exportarlo a otros países?
Si le preguntamos a
un danés qué es hygge, responderá que "es sentarse frente a la
chimenea en una noche fría, vestido con un grueso suéter de lana mientras bebes
un vino caliente con azúcar y especias y acaricias a tu perro echado a tu
lado". Hygge también es comer
galletas de canela hechas en casa, mirar la TV bajo un edredón, tomar el té en
una taza de porcelana china o la reunión de la familia en navidad. Se pronuncia "hu-ga" y a menudo se
le traduce como "lo acogedor". Pero tal como dicen los que saben,
hygge es mucho más que eso: es una actitud total ante la vida y es lo
que ha ayudado a Dinamarca a superar a Suiza e Islandia como el país más feliz
del mundo.
¿Sólo en invierno?
Susanne Nilsson es
profesora de danés en el Colegio Morley de Londres y su curso incluye la
enseñanza de hygge a sus estudiantes.
"En Dinamarca
tenemos inviernos fríos y largos" dice. "Esto influye en las cosas.
Pero hygge no sólo tiene que ser algo relacionado con el invierno, aunque
el clima no sea tan bueno durante gran parte del año". En pleno invierno,
cuando los daneses sólo tienen cuatro horas de sol al día y las temperaturas
promedio rondan los 0ºC, la gente pasa más tiempo en el interior, dice Nilsson,
y esto significa que se pone mucha atención a las formas de entretenerse en el
hogar. "Hygge puede ser familias y amigos reunidos para comer, con el
comedor a media luz. O puede ser el tiempo que pasas solo leyendo un buen
libro" dice Nilsson. "Funciona
mejor cuando no hay un espacio vacío demasiado grande alrededor de la persona o
de la gente".
La idea es relajarse
y sentirse "en casa" tanto como sea posible, olvidándose de las
preocupaciones de la vida. El hygge se
está tratando de exportar a otros países principalmente con restaurantes, cafés
y bares de tema escandinavo. Son lugares
con espacios íntimos, cuya decoración carece de uniformidad y la atención está
concentrada en los alimentos reconfortantes.
Aunque muchos de los clientes quizás nunca han escuchado hablar de
hygge, en estos lugares pueden percibir de lo que se trata.
En Estados Unidos
hay una empresa de textiles y papel tapiz, llamada Hygge West, cuyo objetivo
principal es canalizar el concepto danés a través de sus alegres diseños. También
hay una panadería en Los Ángeles, llamada Hygge, que vende los tradicionales
panes y dulces daneses.
"El resto del mundo parece estarse dando cuenta
gradualmente de lo que los daneses han sabido durante generaciones: que
pasar un tiempo relajado y acogedor con amigos y familiares, tomando café con
pastel o cerveza, puede ser bueno para el alma", afirma Helen Russell,
autora del libro "The Year of Living Danishly: Uncovering the Secrets of
the World's Happiest Country" (El año en que vivimos a lo danés:
Descubriendo los secretos del país más feliz del mundo).
"Para mi Hygge tiene que ver con ser bueno contigo
mismo: consentirte, pasar un rato agradable, no castigarte o negarte
nada", asegura. Agrega que estos
son consejos muy útiles principalmente en enero cuando todos están queriendo
hacer dietas o ejercitándose como locos o absteniéndose del alcohol. "En Dinamarca
no hay muchas privaciones forzadas. Lo que se intenta es ser amable contigo
mismo y con los demás. Los daneses no comen ni beben en exceso ni hacen
purgas de alimentos o bebidas. Ni se hacen dietas de efecto de rebote".
El adjetivo de
hygge es "hyggelig", y es una palabra que ofreces como cumplido a
tus anfitriones después de haber pasado una noche agradable en su hogar. "Hygge no es sólo un concepto de la
clase media (en Dinamarca). Todos, desde el barrendero hasta el alcalde están
en ello" dice Russell. "Hasta ahora mi experiencia 'más hygge'
probablemente ha sido observar el atardecer desde una bañera con agua caliente
durante una tormenta de nieve en enero, con una cerveza en el mano. Pero no
tiene que ser algo tan dramático. Lo que hago en general es prender una vela en
la oficina de mi casa mientras trabajo".
Kayleigh Tanner es
la autora del blog Hello Hygge. Y
dice que aunque hygge es algo muy difícil de describir por ser tan abstracto,
empieza a resonar con mucha gente."Es muy
interesante que la palabra no puede traducirse a otros idiomas" dice
Tanner. "Pero si hygge no está restringido a Dinamarca, ¿por qué es tan
difícil describirlo sin tomar prestada la palabra danesa?". Otros países y culturas tienen expresiones
similares. En alemán está el
Gemutlichkeit: el sentido de bienestar basado en la buena comida, la compañía y
quizás un trago. Pero los daneses insisten en que hygge es único.
La bloguera Anna
Lea West propone como definición de hygge "la intimidad del
alma". Patrick Kingsley, autor del
libro de viajes "How to Be Danish" (Como ser danés) afirma que el
hygge es una idea tan arraigada en el sentido de unión de los daneses, que para
los extranjeros es muy difícil comprender su importancia histórica y social. Por
su parte, la traductora danesa ToveMaren Stakkestad escribre: "Nunca se
intentó que hygge fuera traducido. La intención es que se sienta".
Así que quizás
la única forma de entender realmente esta idea cultural tan escurridiza es
visitar Dinamarca
*El
origen de Hygge
El
término surgió de una palabra noruega que significa "bienestar". Apareció por primera vez escrita en danés en
el siglo 19 y desde entonces ha evolucionado a la idea cultural que se conoce
hoy en día en Dinamarca.
Hay quien dice que lo hygge tiene que ver con hacer cosas que reconocerían tus ancestros. Los daneses estamos de acuerdo en que está muy relacionado con las tradiciones y con actividades u objetos que tienen un valor sentimental. Tomar el té en una vajilla de la abuela es muy hygge. Abrir un mueble de tus bisabuelos es como volver a oler la casa de sus abuelos y ese es un sentimiento muy hyggelig . Destapar todos los días el calendario de adviento típico escandinavo que descuenta los días hasta Navidad también, porque nos transporta a la infancia y eso lo hacían nuestros padres. A. Larsen
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