El bosque de La Haya con vista al Palacio Huis ten Bosch por Joris van der Haagen Fotografía: Alamy Foto de archivo
La Asociación Holandesa de Museos calcula que 42 centros de arte del país guardan 170 cuadros, dibujos, esculturas y todo tipo de objetos artísticos supuestamente sustraídos a los judíos antes o durante la Segunda Guerra Mundial. La cifra resulta de las investigaciones iniciadas por las propias salas, que han elaborado un inventario con sus adquisiciones entre 1933 y 1955, y a partir de entonces.
La lista incluye piezas de "reconocido valor" y facilitará la devolución a sus dueños legítimos, muchos de los cuales perecieron en los campos de concentración. El Rijksmuseum, de Ámsterdam, y el Museo Municipal (Stedelijk) aparecen entre los que cuentan con arte de oscuro origen.
La lista incluye piezas de "reconocido valor" y facilitará la devolución a sus dueños legítimos, muchos de los cuales perecieron en los campos de concentración. El Rijksmuseum, de Ámsterdam, y el Museo Municipal (Stedelijk) aparecen entre los que cuentan con arte de oscuro origen.
De las principales
colecciones del país, solo el Rijksmuseum en Ámsterdam aún no ha completado su
búsqueda, a pesar de que un equipo de cinco expertos trabajan en él diariamente
desde 2012.
Desde 2000 existe en Holanda un Comité de Restituciones que examina las denuncias interpuestas por las familias de los dueños originales. Este comité ha devuelto ya unas 460 obras y la Asociación de Museos espera contribuir a despejar nuevas dudas manteniendo “fresca” la lista. En 2003, una de las investigaciones abiertas llegó hasta la propia Casa de Orange. La reina Juliana, abuela del actual rey, Guillermo, compró en 1960 la tela El bosque de La Haya con vistas del palacio Huis ten Bosch, de Joris van der Haagen, a un marchante, pero desconocía su procedencia. El artista es una de las firmas destacadas del Siglo de Oro holandés, y Guillermo decidió devolverla cuando se certificó que había sido robada por los nazis.
Desde 2000 existe en Holanda un Comité de Restituciones que examina las denuncias interpuestas por las familias de los dueños originales. Este comité ha devuelto ya unas 460 obras y la Asociación de Museos espera contribuir a despejar nuevas dudas manteniendo “fresca” la lista. En 2003, una de las investigaciones abiertas llegó hasta la propia Casa de Orange. La reina Juliana, abuela del actual rey, Guillermo, compró en 1960 la tela El bosque de La Haya con vistas del palacio Huis ten Bosch, de Joris van der Haagen, a un marchante, pero desconocía su procedencia. El artista es una de las firmas destacadas del Siglo de Oro holandés, y Guillermo decidió devolverla cuando se certificó que había sido robada por los nazis.
Cuarenta y dos de
las 163 instituciones involucradas en el proyecto Museale Verwervingen han
encontrado piezas que sospechan que fueron robadas o confiscadas bajo
coacción.
Las obras incluyen
83 pinturas, 26 dibujos y 13 objetos rituales judíos que se cree que fueron
tomados de sus dueños entre 1933 y 1945.
Cuando el reclamo
del propietario original ha sido validado por un comité de restitución, las
piezas han sido devueltas a ellos o a sus familiares.
El caso más
reciente de devolución de una pieza fue la escultura de bronce del siglo XVI de
Moisés, realizada por el escultor italiano Alessandro Vittoria, que formaba
parte de una colección de la Fundación Hannema-de Stuers.
La pieza fue
obtenida por el fundador de la colección, Dirk Hannema, entre 1948 y 1952 en
circunstancias desconocidas. Hannema, un partidario del régimen nazi, fue
puesto a cargo de los museos holandeses en 1943 por el Reichskommissar nombrado
por Berlín , Arthur Seyss-Inquart.
El artículo era
propiedad antes de la guerra por Emma Ranette Budge-Lázaro, una alemana que
tenía ciudadanía estadounidense a través del matrimonio. Rica debido al
papel de su esposo en la financiación de la construcción de los ferrocarriles
estadounidenses en el cambio de siglo, Budge-Lázaro fue una donante generosa de
la Universidad de Frankfurt y de organizaciones benéficas locales.
Inicialmente tenía
la intención de dejar su colección de arte a la ciudad de Hamburgo, pero cambió
su testamento cuando Adolf Hitler se convirtió en canciller en enero de 1933.
Murió en 1937. Al menos uno de sus herederos fue puesto en un campo de
concentración y otros huyeron. Una gran cantidad de artículos, incluida la
escultura de Moisés, se pusieron a subasta.
Entre las piezas
robadas se encuentran
Salomé con la cabeza de Juan Bautista de Jan Adam Kruseman que se encuentra en el Rijksmuseum de Ámsterdam, 'De Bewening' de Hans Memling en el Museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam, y una acuarela titulada
Bild mit Häusern de Wassily Kandinsky en el museo Stedelijk de Amsterdam.
Salomé con la cabeza de Juan Bautista de Jan Adam Kruseman que se encuentra en el Rijksmuseum de Ámsterdam, 'De Bewening' de Hans Memling en el Museo Boijmans Van Beuningen de Rotterdam, y una acuarela titulada
Bild mit Häusern de Wassily Kandinsky en el museo Stedelijk de Amsterdam.
Chris Janssen,
portavoz de Museale Verwervingen, dijo: “Esta investigación es importante para
hacer justicia a la historia. Un museo solo puede mostrar una obra de arte
correctamente si la historia y la historia detrás del objeto son claras."
Francia, Austria, Reino Unido y Holanda buscan desde 1998 el arte robado, confiscado o bien comprado bajo amenazas por los nazis a coleccionistas y marchantes judíos. Es una labor delicada para la red nacional de museos, porque se trata de fondos incluidos desde hace décadas en sus colecciones que deben ser revisadas a la baja. Muchas llegaron a través de subastas o compras a coleccionistas particulares, que tal vez ignoraban la trágica suerte de los dueños. En otros casos, simplemente no se revisó bien la documentación. De ahí que en la lista de la Asociación de Museos, publicada en su página web, haya también objetos rituales judíos, como cuencos funerarios, cinturones de oración o candelabros procedentes de hogares holandeses. Por eso, “la lista permanecerá abierta hasta que haga falta”.
Las obras adquiridas antes de 1933 o ejecutadas después de 1945 no forman parte de las investigaciones. Además de los museos, la primera fase de la búsqueda abarca archivos privados, registros de compra y anuarios: todos los documentos que puedan certificar una adquisición, y la memoria de antiguos empleados de las distintas salas. Las etiquetas, sellos, inscripciones y números de las subastas también ayudan. En la segunda fase, hay que confirmar que la venta fue forzosa, y ahí participa la Comisión para la Restitución, que cuenta con historiadores y está incluida en el Instituto para la Investigación de la Guerra, el Holocausto y el Genocidio.
“En otras palabras:
un museo debe saber qué camino ha recorrido una obra de arte antes de llegar allí. Esa es la forma posible de informar a los visitantes de una manera correcta”.
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