La indomable imaginación de la primera
programadora de la historia.
María Isabel González Vasco
Augusta Ada King (1815-1852), condesa de Lovelace
Augusta Ada King
(1815-1852), condesa de Lovelace y única hija
legítima del poeta inglés Lord Byron, es reconocida como la
primera programadora de la historia. De niña buscaba una máquina de vapor
para volar, y aunque no dio con ella, supo encontrar otra para que, al menos,
su mente matemática lo hiciese. Su particular planeador fue la llamada máquina
de Babbage, un ingenio programable a través de tarjetas perforadas, que, como
los telares de la época, podría reproducir distintos patrones aritméticos en
función de la tarea a realizar.
Ada
Lovelace conoció al matemático Charles Babbage con apenas 18 años,
cuando ya destacaba por su interés por la ciencia y su indomable imaginación.
Su madre, embarcada en la contradictoria misión de mitigar la segunda de estas
cualidades a través de la primera, le facilitó la interacción con destacadas
mentes de la época, como los matemáticos Augustus De Morgan (con el que
intercambió numerosa
correspondencia sobre cálculo diferencial e integral) o Mary
Somerville. Gran apasionada de las matemáticas y del razonamiento formal, la
señora Byron estaba convencida de que el pensamiento ordenado compensaría la
inclinación natural de la niña hacia la metafísica y su desbordante
creatividad, que ella consideraba herencia ignominiosa de su perturbado padre
poeta.
Mientras Ada seguía
cimentando su arsenal de herramientas matemáticas, Babbage se sumía en el
desánimo. La comunidad científica británica se negaba a ver el interés del que
él entendía como su mejor creación: la máquina analítica. Su diseño
era increíblemente avanzado, funcionaba a vapor y era capaz de adaptar sus
cálculos teniendo en cuenta resultados intermedios, además de incorporar del
exterior instrucciones codificadas en tarjetas perforadas.
La Máquina Analítica de Babbage
La cerrazón de la
academia británica, cegada por los prejuicios que la propia figura de Babbagge
suscitaba, por su constante crítica a la visión arcaica y elitista de la
ciencia en Gran Bretaña, animó a Ada a trabajar sin descanso demostrando el
potencial de su ingenio. Tomó como punto de partida las notas escritas por un
científico francés, Luigi
Federico Menabrea, tras escuchar una conferencia del propio Babbage. La
traducción de ese texto se convirtió en una excusa para realizar su propio
estudio sobre la máquina. Este trabajo, llamado sencillamente Notas y firmado
con las iniciales A.A.L, fue publicado en la revista Taylor´s Scientific
Memoirs en agosto de 1943.
De sus sesenta y
seis páginas, los apéndices a la traducción suman cuarenta y una. El más
famoso, el Apéndice G, esboza como calcular los llamados números de Bernoulli
con la máquina analítica. Los números de Bernoulli se definen recursivamente
(es decir, se describe cada elemento de la secuencia a partir de los
anteriores), con lo que su cálculo se puede ser mecanizado siempre y cuando
puedan incorporarse fácilmente resultados intermedios durante el procesamiento
(lo que, efectivamente, permitía la máquina de Babbage). Se define el primero,
B0, como 1 y los términos sucesivos se construyen sumando múltiplos de los anteriores,
según la fórmula que aparece en la imagen.
Los textos de Ada
Lovelace constituyen un riguroso análisis de la capacidad real del diseño de
Babbage. Supo ver el enorme potencial de la separación entre procedimiento de
cálculo (descrito en las tarjetas externas), datos de entrada y resultado. Su
análisis trascendía el diseño físico del artefacto, anticipando el universo de posibilidades
que abren los modelos de computación abstracta. Su visión difería de la
Babbage, como puede verse en la frecuente correspondencia entre ambos, quién
concebía su máquina simplemente como una calculadora rápida, capaz de ejecutar
operaciones complejas con gran precisión. Estas diferencias en la manera de ver
el ingenio mecánico les distanciaron científicamente, aunque su amistad
continuó hasta el final de sus días. La máquina de Babbage no llegó a
construirse, pero en su diseño teórico está el origen de los primeros
computadores personales y hasta de los futuros ordenadores cuánticos.
María Isabel González Vasco es profesora titular de Matemática Aplicada en el departamento MACIMTE de la Universidad Rey Juan Carlos. España.
El País. España.
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