El ingrediente secreto de
los cuadros de Rembrandt
Isabel Ferrer
El maestro holandés usaba una mezcla descubierta ahora de plomo y disolventes para dar más profundidad a sus cuadros
Rembrandt no era químico, pero como todos los artistas, mezclaba pigmentos y aceites para lograr el efecto deseado en sus cuadros. En su caso, el relieve conseguido a base de aplicar gruesas capas de pintura al lienzo –el empaste –para acentuar la sensación de claroscuro.
El “maestro de la luz”, como se ha llamado al
holandés, se ayudaba en el siglo XVII de un ingrediente que no se había visto
en sus telas hasta hoy: la plumbonacrita, un mineral que contiene plomo.
Rembrandt no lo compraba. Es el producto de la síntesis derivada de añadir
óxido de plomo al pigmento blanco de plomo, y también al disolvente orgánico,
en este caso, aceite de linaza, que usaba de forma regular. Cuando se cumple el
350º aniversario de su muerte, su secreto ha sido descubierto por científicos
de la Universidad Técnica de Delft y el
Rijksmuseum, con ayuda del Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotón (ESRF
en sus siglas en inglés).
La
plumbonacrita ha sido hallada en algunos cuadros del siglo XX, así como en la
obra de Vincent van Gogh, donde aparece en un pigmento rojo de plomo, muy
degradado. “No es un ingrediente que Rembrandt pudiera
adquirir en el mercado. Él experimentaba con los colores. No sabía de química
en sentido estricto, pero buscaba el reflejo de la luz en la pintura aplicada
con el pincel, y la plumbonacrita se ha formado debido a las mezclas que
hacía”, señala Annelies van Loon, investigadora en
Delft y en el Rijksmuseum. “Hemos tomado tres óleos de distintos años y museos.
Son el Retrato
de Marten Soolmans (1634), del Rijksmuseum, Betsabé con la carta
de David (1654), del Louvre, y Susanna (1636) de la galería
Mauritshuis, en La Haya. Gracias al sincrotón, la investigación ha sido poco
invasiva, y mi labor ha consistido en preparar unas muestras de empaste de 0,1
milímetros para poder trabajar”, dice.
Retrato de Marten Soolmans (1634)
Con la luz del sincrotón del ESRF, que tiene su sede en Grenoble (Francia), se pudo desentrañar la morfología y capas del empaste. De ahí que, según los investigadores, como “la presencia de plumbonacrita es indicativa de un medio alcalino, apoyándonos en textos históricos, creemos que Rembrandt agregó óxido de plomo (litargirio) al aceite para este propósito, convirtiendo la mezcla en una pintura similar a una pasta”, dice el estudio, publicado por la Universidad Técnica de Delft. “No sabemos si Rembrandt usó siempre la misma receta para el empaste, y por eso analizaremos otras pinturas suyas, junto con las de su círculo. También veremos las de Vermeer y Frans Hals, sendos maestros del Siglo de Oro”, añade Van Loon.
El
descubrimiento explica la consistencia del empaste de Rembrandt y puede
contribuir a mejorar la conservación de sus obras y a resolver los problemas
de atribución. Fue también un buen maestro para los alumnos del taller de
pintura que poseía en Ámsterdam y su
catálogo oficial incluye 340 títulos auténticos. Los certificó en 2014 el
Proyecto Rembrandt, un estudio monumental financiado por el Gobierno holandés,
que invirtió 46 años en repasar todos los
cuadros considerados suyos. Varios de ellos, incluso en grandes
colecciones, se adjudican ya a
su taller. Por ejemplo, solo 11 de los 18 rembrandts de la
galería Mauritshuis han resultado ser auténticos.
El estudio coincide
con el inicio de Año
Rembrandt, dedicado a recordarle en su país tres siglos y medio después de
su muerte, con exposiciones en el Rijksmuseum, la casa museo del pintor (Ámsterdam),
la galería Mauritshuis y los museos de Frisia (en Leeuwarden) y De Lakenhal (
en Leiden).
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