Aviones a 4000 poemas de altura
Nerea Delgado
Lo primero que veré mañana al despertar
serán tus ojos.
serán tus ojos.
Y no serán ojos,
sino el mejor paisaje
donde el sol se ha dejado caer
en las primeras horas del día.
sino el mejor paisaje
donde el sol se ha dejado caer
en las primeras horas del día.
No serán ojos,
serán monte,
río
y cabaña.
Serán chimenea, leña y fuego
calentando los versos
de nuestra pared.
También camino,
huellas,
polvo.
No serán ojos,
serán estrellas fugaces
a plena luz del alba.
Escaleras de piedra,
pájaros, lluvia fresca.
Serán películas en domingo
mientras nieva afuera.
Partida de cartas.
Un beso junto a la hoguera.
Serán notas por debajo de las puertas.
Cervezas frías,
cuellos cálidos,
cena preparada,
postre de sábanas blancas
y luna creciente a la que los dos aullamos.
Mañana por la mañana
tus ojos no serán ojos,
serán beso de buenos días,
verso de buenas noches,
orgasmo de buenas madrugadas.
Serán masaje en la espalda,
sonrisa en la penumbra,
niños jugando en la plaza.
Guitarra sobre el sofá,
Springsteen cantándonos "The River".
Ventanas frías,
luces lejanas.
Carreteras secundarias,
niebla en las curvas,
animales salvajes tumbados en la cama.
Serán botas manchadas de barro,
vaqueros sucios,
bolsillos llenos de pipas.
Aviones a 4000 poemas de altura.
Madrugadas,
desvelos,
mantas de ganchillo en la terraza.
Tus ojos no serán ojos,
serán árbol, rama, espantapájaros.
Huerto y nuevos frutos.
Incluso charco,
zarza,
araña y lagartija.
Serán primaveras dentro de inviernos.
Serán todo lo que no se ve pero está.
Serán todo lo que no hace falta decir,
porque ya lo decimos con las manos.
Seremos nosotros.
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