La leyenda irlandesa que dio origen a la popular calabaza de Halloween
La leyenda de Stingy Jack se pierde en las profundidades del
folklore celta. De hecho, la propia fiesta de Halloween (una contracción de la
expresión All Hallows’ Evening o víspera de todos los santos) ya se
celebraba mucho antes de que llegara la tradición de tallar caras siniestras en
calabazas. Halloween es uno de los tres días de fiesta con los que la iglesia
trató de cristianizar la celebración pagana del Samhain.
La noche del Samhain, las barreras entre el mundo de los
vivos y el mundo de los muertos se vuelven más finas y los espíritus caminan
por la Tierra. Una de las formas en la que estas almas de los difuntos se
manifiestan es en forma de pequeñas llamas que pueden verse al anochecer en
lugares como pantanos y cementerios. Hoy sabemos que esas llamitas azuladas se
deben a pequeñas nubes de gas procedentes de materia en putrefacción que arden
brevemente al oxidarse, pero en el Siglo XVII, los fuegos fatuos se
llamaban Will O’Wisps o Jack O’ Lanterns, e inspiraban tanto temor como
leyendas. Una de estas leyendas cuenta precisamente el terrible destino de un
hombre llamado Stingy Jack
Stingy Jack era un herrero (según otras versiones era un
simple ladrón) que una noche salió a beber con el mismísimo diablo. Después de
muchos tragos, el tacaño de Jack no quería pagar la cuenta, así que convenció
al diablo para que se convirtiera en moneda. El diablo así lo hizo, pero Jack
se guardó la moneda en el bolsillo junto a una cruz de plata que impidió al
diablo recuperar su forma original. Tras usar la moneda varias veces, Jack dejó
ir al diablo con la promesa de que no se llevaría su alma al infierno.
En otras versiones de la historia, Jack convence al diablo
para que se suba a un árbol a recoger unas manzanas. Cuando el diablo las hace
caer, Jack dibuja una cruz en el tronco del árbol para impedirle bajar y se
lleva la fruta. De nuevo, el herrero deja ir a Belcebú tras hacerle prometer
que no se lo llevará al infierno.
Cuando Jack murió, San Pedro le negó la entrada al cielo por
sus muchos pecados. El alma de Jack viajó entonces al infierno pero el diablo,
fiel a su promesa, también se negó a dejarle entrar, condenándole a vagar por
el mundo para toda la eternidad. Cuando Jack, aterrado, se quejó de que no
podía encontrar el camino en la oscuridad, el diablo le arrojó un ascua del
infierno para que se iluminara. El ascua quemaba, así que Stingy Jack talló un
nabo que llevaba consigo y metió el ascua dentro. Desde entonces su espíritu
atormentado vaga por la tierra como Jack O’ Lantern, Jack el de la
linterna.
Del nabo a la calabaza
En el siglo XVII, los irlandeses y escoceses celebraban
Halloween encendiendo pequeñas lámparas en las entradas a sus casas para que
ahuyentaran a los malos espíritus y a las almas perdidas como la de Stingy
Jack. En las zonas rurales tallaban nabos, remolachas o patatas con caras
siniestras y metían una pequeña vela en su interior.
La costumbre de tallar calabazas no llegó a Estados Unidos hasta el siglo XIX
de la mano de varias oleadas de colonos irlandeses. Sin embargo, no está claro
cómo se pasó de los nabos a las calabazas. Probablemente fueran más abundantes
en Estados Unidos y más fáciles de tallar. El relato de 1820 Sleepy Hollow escrito
por Washington Irving ya hacía referencia a una calabaza como señal
característica del jinete sin cabeza. Con todo, la primera referencia no
literaria a las calabazas de Halloween data de 1834. Desde entonces la
tradición no solo no ha cesado, sino que se ha extendido a todo el mundo.
Dulce o truco
Dulce o truco, truco o trato, dulce o
travesura, truco o trueque, o treta o
trato (trick-or-treat en inglés) es una actividad
de Halloween en la que los niños recorren las casas de su vecindario
disfrazados, pidiendo dulces con la frase «¿dulce o truco?», «dulce o
travesura», «¿truco o trato?». El truco es una amenaza de broma a los
dueños de la casa en el caso de que no se proporcionen golosinas.
Esta práctica tendría origen en la tradición de pedir el
"soul cake" (pan de almas) en Gran Bretaña o Irlanda en la Edad
Media. Además los celtas ponían comida y dulces a los espíritus en las puertas
para mantenerlos alejados del interior de las casas. Era una especie de
"trato" que les ofrecían: comida deliciosa a cambio de no asustar a
los mortales. A su vez la tradición de pedir el "soul
cake", o "trick or treat", sería el equivalente a la tradición
portuguesa de pedir el "pão-por-deus", (también llamado "santoro", o
"bolinhos"), mencionada por primera vez en el siglo XV.
El dulce o truco» fue uno de los últimos
elementos que fue asociado a la celebración del Halloween en los Estados
Unidos. Los primeros registros datan de 1920, pero sólo comenzó a ser popular y
se difundió en los Estados Unidos después de la campaña Trick-or-Treat para la
UNICEF en 1950*
Se ha generalizado la traducción libre «truco o trato» o
«treta o trato» de «trick-or-treat», basada en establecer
una paronomasia o juego fonético al estilo del original, al igual que
se ha hecho en otras lenguas. En realidad, en el "trick-or-treating"
no se trata de un truco propiamente dicho, sino más bien de un susto, una broma
o una travesura. Tampoco se plantea hacer ningún "trato", sino que se
pide "un regalo" ("a treat"), normalmente un dulce o una
golosina.
Por lo tanto, una traducción más literal, basada en su sentido, sería
«travesura o dulce», «susto o dulce», «broma o dulce», «susto o golosina»...,
pero se trata de un juego de palabras en inglés que admite diferentes
traducciones, ninguna de ellas realmente fiel al original, ni en sentido ni en
fonética.
La actividad es muy popular en los países anglosajones
como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido e Irlanda,
entre otros. Desde fines del siglo XX, la práctica se ha extendido a varios
países no anglófonos, en particular de Europa y de América Latina.
*Trick-or-Treat para UNICEF es un programa de recaudación de fondos para niños patrocinado por el Fondo de los Estados Unidos para UNICEF. Comenzó en Halloween 1950 como un evento local en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos, el programa históricamente involucra la distribución de pequeñas cajas de naranjas por parte de las escuelas a las personas que reciben trucos, en las cuales pueden solicitar pequeñas donaciones de cambio de las casas que visitar. Millones de niños en los Estados Unidos, Canadá, Irlanda, México y Hong Kong participan en eventos de recaudación de fondos relacionados con Halloween para Trick-or-Treat para UNICEF, y el programa ha aumentado US $188 millones a nivel mundial
Logotipo para la campaña Trick-or-Treat para UNICEF
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