martes, 7 de julio de 2015

MANIPULADORES.




Manipuladores y manipulables

Miriam Subirana







¿Te has sentido presionado a realizar algo que no querías? ¿Te has sentido coaccionado a decir sí cuando en realidad querías decir no? Cuando actuamos bajo la influencia de otro y nos dejamos llevar por opiniones ajenas, no estamos centrados en nuestro poder personal. Para que no nos manipulen, debemos tener claro dónde y cuándo poner límites. Debemos atrevernos a decir no sin miedo al juicio del otro, al fracaso o al rechazo. Mientras tengamos miedo a que nos rechacen, seremos manipulados. Porque esta es precisamente una de las armas del manipulador. El manipulador depende del manipulado y viceversa. Es una relación de pérdida de libertad.  Un ser libre se atreve a decir no y actúa basándose en sus convicciones, sin temor a quedarse solo ni a ser rechazado. Al sistema no le interesan seres libres, con poder de voluntad desarrollada, que piensen conscientemente, actúen y se responsabilicen de sí mismos. Por esto se nos manipula a muchos niveles, social, político, mediático, publicitario, a nivel de relaciones interpersonales.
Esta nota se centra en la importancia de comprender los procesos de manipulación interpersonal, en cómo darse cuenta a tiempo de que una persona es manipuladora para así no permitir que nos manipule y en recuperar nuestro poder interior.


Cómo es su personalidad. 

Aunque no existe un perfil propio de estas personas, sí podemos detectar actitudes propias de las personas con tendencia a manipular. Isabelle Nazare-Aga define algunas características:

– Cambia de opinión, de comportamiento y de sentimientos en función de las personas y las situaciones.
– Culpabiliza a los demás, traspasándoles a ellos la responsabilidad que le corresponde a él o ella.
– Critica sin que se note, desvalora y juzga. Juega con la ignorancia de los otros para evidenciar su superioridad.
– Sabe hacerse la víctima para que lo compadezcan.
– Divide para reinar mejor. Miente. Es egocéntrico. Cuando puede, procura dejar notas escritas, llamar o mandar mensajes en vez de dar la cara.
– No tiene en cuenta los derechos, las necesidades o los deseos de los demás.
– Espera al último momento para pedir, dar órdenes o hacer trabajar a otros.
– Utiliza la adulación, hace regalos o nos mima súbitamente.
Entre las formas habituales de manipulación está el chantaje emocional, en el que, por ejemplo, uno amenaza con poner fin a una relación si el otro no hace lo que él quiere; si no se le conceden sus deseos, tacha al otro de egoísta, interesado o insensible. En cambio, afirma Susan Forward, “se deshacen en alabanzas cuando se cede a sus deseos y las retiran si el otro se mantiene firme”.


Dudas y miedo

“Nadie puede herirle sin su consentimiento” (Eleanor Roosevelt)

La persona vulnerable a ser manipulada o a aceptar el chantaje emocional suele tener una autoestima baja, vive sin rumbo, ha perdido el sentido de su vida, es demasiado ingenua, le falta sentido común, depende del otro, teme la soledad. Forward considera estas características: un alto nivel de dudas sobre uno mismo, un profundo miedo al conflicto, la necesidad de que haya paz al precio que sea, una necesidad exacerbada de aprobación, la tendencia a asumir un exceso de responsabilidad con relación a la vida de los otros.
El camino hacia la autonomía emocional se inicia en el momento en que nos damos cuenta de que estamos siendo manipulados. Debemos escuchar a nuestra intuición y ser conscientes de lo que sentimos. A veces hay que poner distancia para observar desde lejos lo que se está viviendo y darse cuenta de lo que se quiere y a qué hay que poner límites. Es importante reconocer que tu responsabilidad en cualquier situación de manipulación en la que estés involucrado es tu contribución a la misma. El proceso de responder a cualquier persona o situación es algo que sucede en en ti. Nadie puede hacerle sentir nada sin su permiso.


Recuperar nuestro poder

“Podemos cambiar la conducta y conseguir que los demás cambien la suya” (Josep Redorta)

Para alcanzar y mantener un estado de plenitud, has de saber qué es lo que te acerca a la realización plena y aquello que te aleja de ella. Debes arriesgarte positivamente a concederte poder, liberarte de cualquier aspecto que le haga sombra y permitir que tu ser se manifieste con todo su potencial. Para lograrlo, debes tener la soberanía sobre tu mundo interior y asegurarse de no dejar puertas abiertas a la sumisión. Es decir,  poner límites, no le des vueltas a las cosas innecesariamente y no te regocijes en el dolor ni en sentirte víctima. 

Para recuperar la soberanía personal, revisa tus creencias. ¿Crees que para ser amado necesitas siempre complacer al otro? ¿Las preocupaciones te dan salud, bienestar, te ayudan a canalizar la energía de tu mente, a encontrar soluciones? ¿Te beneficia complacer al otro renunciando a lo mejor para ti ? Si la respuesta es que no, revisa por qué mantienes estos comportamientos.


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Ponga límites y exprese sus necesidades




 Para evitar el conflicto, solemos ceder a las peticiones del otro en contra de nuestro bienestar interior. La necesidad de que haya paz al precio que sea nos lleva a enfermar, ya que no ponemos límites, no declaramos nuestras necesidades y nos volvemos dependientes de las decisiones y actitudes del otro. Es importante que no tengamos miedo al enfado del otro. El miedo disminuye nuestra capacidad asertiva de responder sin ser manipulados. Cuando vamos a la defensiva, expresamos al manipulador que estamos bajo su influencia, y él o ella se regocijan del poder que tienen sobre nosotros. Así lo alimentamos. Podemos ser asertivos, comunicar sin atacar y sin ir a la defensiva. Si su relación con el otro se basa en una necesidad, en la constante búsqueda de gratificación, intentará que la persona satisfaga sus carencias. Al relacionarse desde la necesidad, es inevitable que haya expectativas, conflictos, frustración. Mientras vayamos al encuentro del otro desde nuestras necesidades dependientes, las relaciones seguirán siendo nidos de conflictos, de malentendidos y de manipulación. Por el contrario, ir al encuentro del otro desde la plenitud de nuestro ser nos ofrece un vínculo creativo y complementario.








1 comentario:

  1. Exelente nota Miss Musa. Personas así hay más de las que parece y además en todos los ámbitos, incluído el familiar. Se los reconoce pronto, pero lo que ya no es tan fácil es pararlos porque suelen ser inteligentes y saben como hacer daño sutilmente, algo que muchas veces no es fácilmente demostrable. Hay que evitarlos como a la peste. Aunque ...' Nadie ha dicho que vaya a ser fácil'

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