Cuando políticos de EE UU decidieron que el número pi era 3,2
Manuel Ansede
Un pastel elaborado por un bloguero de EE UU el 14 de marzo de 2010
El
21 de marzo de 2015, el joven indio Rajveer Meena empezó a cantar números:
“tres, uno, cuatro, uno, cinco, nueve, dos…”. No paró durante casi 10 horas,
delante de decenas de testigos en la Universidad VIT, en Vellore (India).
Enunció de memoria los primeros 70.000 dígitos del número pi, sin
equivocarse ni una vez, superando el anterior récord de 67.890 cifras, logrado
una década antes por el chino Chao Lu.
Meena,
de 25 años, podría haber seguido hasta la eternidad. El número pi es infinito e irracional. No sigue ningún
patrón. Presuntamente, cualquier número aparece en los decimales de pi. Pi expresa el cociente entre la longitud de la circunferencia y
la de su diámetro, así que tiene un valor fijo de 3.14159265358979… Sin
embargo, no siempre fue así para todo el mundo. Hace ahora 120 años, en febrero
de 1897, un grupo de políticos de EE UU decidió que pi valía 3,2.
El presidente estadounidense Donald
Trump sostiene ahora, sin ninguna prueba, barbaridades como que el calentamiento global no
existe o que las vacunas provocan autismo, pero el proyecto de ley del estado
de Indiana sobre pi fue uno de los primeros intentos de establecer una verdad
científica por decreto.
La
iniciativa fue impulsada por un excéntrico médico, Edward Johnston Goodwin, que
pasaba consulta en el condado de Posey, en el suroeste de Indiana. Un buen día
de 1888, Goodwin, un hombre de 60 años alto y con bigote, proclamó que había
encontrado un método para cuadrar el círculo. En su modelo, el cociente entre
el diámetro y la circunferencia equivalía a cinco cuartos dividido entre
cuatro. Echando cuentas, pi era 3,2. Asunto zanjado.
Una década más tarde, Goodwin decidió que su descubrimiento era un regalo para su patria. Se dirigió a Taylor I. Record, un granjero que era representante del condado de Posey en la Asamblea General de Indiana. Le presentó un proyecto de ley con “una nueva verdad matemática” que era “ofrecida como una contribución a la educación que solo podrá ser utilizada por el estado de Indiana de forma gratuita, sin necesidad de pagar ningún tipo de derechos de autor, siempre que sea aceptada y adoptada de forma oficial en la legislatura de 1897”.
Una década más tarde, Goodwin decidió que su descubrimiento era un regalo para su patria. Se dirigió a Taylor I. Record, un granjero que era representante del condado de Posey en la Asamblea General de Indiana. Le presentó un proyecto de ley con “una nueva verdad matemática” que era “ofrecida como una contribución a la educación que solo podrá ser utilizada por el estado de Indiana de forma gratuita, sin necesidad de pagar ningún tipo de derechos de autor, siempre que sea aceptada y adoptada de forma oficial en la legislatura de 1897”.
El 18 de enero de 1897, Record, que
también se dedicaba a la venta de madera, presentó el proyecto en la Asamblea.
Goodwin, según relató la prensa local, había patentado su método en EE UU y en
siete países europeos.Todos tendrían que pagarle por las
aplicaciones de su supuesta cuadratura del círculo, excepto el estado de
Indiana. El 5 de febrero, una de las dos cámaras de la Asamblea, la de
Representantes, aprobó el proyecto por unanimidad, con 67 votos a favor y
ninguno en contra. Más de dos milenios antes, un matemático griego había
establecido el valor de pi como 3,14, pero un puñado de políticos del Medio Oeste
de EE UU decidía que lo de aquel tal Arquímedes era una patraña.
Los
detalles de la rocambolesca historia fueron publicados en 1974 en la revista Proceedings de la Academia de Ciencias de
Indiana. El investigador, el matemático Arthur Hallerburg, afirmó entonces que
los pormenores que había descubierto hacían “más extraña todavía una historia
extraña”.
Uno
de estos episodios surrealistas fue la visita de Goodwin al Observatorio
Astronómico Nacional, en Washington. Allí, el astrónomo Asaph Hall, célebre por
haber descubierto las dos lunas de Marte, escuchó que pi ya no era 3,14, sino
3,2, un cambio que afectaría al cálculo de las órbitas de los cuerpos celestes.
“Siempre he pensado que la Tierra viajaba demasiado rápido por su órbita”,
exclamó Hall, según publicó Journal, un periódico de Indianápolis.
El proyecto de ley sobre la
cuadratura del círculo solo necesitaba la aprobación de la otra cámara de la
Asamblea, el Senado. “Si vivo 10 años más, ojo con Goodwin. Mi descubrimiento
revolucionará las matemáticas. Todos los astrónomos estaban equivocados”,
declaró con altivez el propio médico en una entrevista con el diario local Sun,
el 6 de febrero.
La
cuadratura no era el único tema que acaparaba por entonces la atención de los
políticos. El representante E. I. Patterson también había propuesto una ley para convertir en “ilegal para
cualquier persona o personas la práctica del fútbol americano en el estado de
Indiana”, ya que era “peligroso para la vida” y morían más aficionados que en
el boxeo. Los debates eran celebrados por la prensa local.
El
5 de febrero, el matemático Clarence Abiathar Waldo se topó con uno de estos
debates, cuando visitaba la asamblea para intentar lograr un aumento del
presupuesto para su universidad, la de Purdue. Uno de los representantes
proclamaba: “El caso es muy sencillo. Si aprobamos este proyecto de ley que
establece un valor de pi nuevo y correcto, el autor ofrece a nuestro estado sin
coste alguno el uso de su descubrimiento y su publicación gratuita en los
libros de texto de nuestras escuelas, mientras que todos los demás tendrán que
pagarle derechos de autor”.
El astrónomo William E. Edington
describió muchos años después el estupor de Waldo, en un artículo de 1935, también publicado en la revista de
la Academia de Ciencias de Indiana. Cuando la Cámara de Representantes aprobó
el proyecto de la cuadratura del círculo por 67 a 0, uno de sus miembros
ofreció a Waldo presentarle a Goodwin. Waldo, que era jefe del departamento de
Matemáticas de la Universidad de Purdue, “declinó cortésmente, afirmando que ya
conocía suficientes locos”.
Waldo
fue el héroe que consiguió que el número pi siguiera siendo 3.14159265358979…
Aquella misma tarde, habló con los senadores para explicarles que la propuesta
de ley de Goodwin era una locura. El 13 de febrero, el Indianapolis News publicó
el relato de la siguiente sesión: “La propuesta para legalizar una fórmula para
cuadrar el círculo se puso sobre la mesa y hubo burlas. Los senadores hicieron
retruécanos, la ridiculizaron y se rieron de ella. La diversión duró media
hora”. El proyecto se aparcó de forma indefinida.
Goodwin
no vivió 10 años más. El 22 de junio de 1902, murió a los 77 años. El diario
local New Harmony News publicó un obituario titulado “Fin de un
hombre que quería beneficiar al mundo”. El texto suponía que Goodwin, armado
con su pi de 3,2, estaría midiendo la superficie de los cielos.
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