Desarrollar el pensamiento crítico nos convierte en optimistas
Pilar Jericó
Imagen: Francine Van Hove
Nos movemos por pasiones inconscientes que nos hacen responder a toda velocidad, sin verificar si el mensaje es cierto o si está manipulado
El pensamiento crítico nos ayuda
a tener éxito, incluso a sentirnos mejor con lo que hacemos. En enero de
2020, el Foro Económico
Mundial, conocido también como Foro de Davos, consideró esta habilidad
como la segunda más importante de las que podríamos desarrollar. Cinco años
antes, el pensamiento crítico ocupaba el cuarto lugar. La proliferación de
noticias falsas y la complejidad del mundo en el que vivimos ha aumentado su
importancia. El problema es que no suele estar muy presente en nuestras vidas.
Basta un ejemplo para demostrarlo.
Imaginemos que en 2017 nos
formulan la siguiente pregunta: En los últimos 20 años, la proporción de
población mundial que vive en condiciones de pobreza extrema…
A: Casi se ha duplicado
B: Se ha mantenido más o menos
estable
C: Casi se ha reducido a la mitad
¿Qué responderíamos?
La respuesta correcta es la C.
Solo acertó el 7% de los 12.000 encuestados en 14 países, según el estudio que
se recoge en Factfulness, un
libro escrito por la familia Rosling (Grupo Planeta). Los españoles son los
segundos más pesimistas entre los participantes, con un 3% de aciertos, solo
por delante de los húngaros. La pregunta es una de las 13 cuestiones que
aparecen en la investigación y que confirman varios hallazgos. Entre ellos, que
las personas tenemos un sesgo que nos hace ver que el mundo va mucho peor de lo
que indican los datos y que si queremos tomar mejores decisiones, necesitamos
desarrollar el pensamiento crítico. Sin embargo, nuestra mente tiene
tendencia a dramatizar. No entrenamos el músculo del pensamiento crítico, es
decir, no analizamos, ni evaluamos ni sacamos conclusiones de un modo objetivo,
sin creencias previas.
Nos
movemos por pasiones
inconscientes que nos hacen responder a toda velocidad, sin verificar
siquiera si el mensaje es cierto o si está manipulado. Como tenemos miedo a
perder nuestra identidad asociada a una determinada creencia religiosa,
política o de lo que sea, cualquier información que parezca amenazante, la
atacamos de inmediato. Necesitamos ejercer el pensamiento crítico para
decidir mejor y para vivir con mayor serenidad, sin el estrés de la información
negativa que nos bombardea. Veamos algunas sugerencias.
Primero, acudamos a los datos
y verifiquemos la veracidad de la fuente. En el caso de la pregunta inicial, el
porcentaje de personas que vive con menos de 1,9 dólares (1,7 euros) al día se
redujo del 34% en 1993 al 10,7% en 2013, según el Banco Mundial. En 1997, el
42% de la población de la India y de China vivían en la pobreza extrema. En la
India, ese índice se redujo al 12% dos décadas después: había 270 millones de
personas menos viviendo en la miseria. Son buenas noticias que provienen de
datos objetivos y de una fuente fiable.
En segundo lugar, tenemos que
aceptar dos hechos aparentemente contradictorios: se puede estar mal, pero
haber mejorado al mismo tiempo. Nuestra sociedad tiene problemas serios que
abordar, máxime ahora que ha irrumpido el covid-19 en nuestras vidas. No obstante,
podemos aseverar que, comparativamente, estamos mucho mejor que en el pasado.
Simplemente, tiremos de datos y observemos, por ejemplo, cuál fue el impacto de
la mal llamada gripe española hace un siglo.
En tercer lugar, hay que asumir
que las noticias dramáticas llaman más la atención que las positivas. Nuestro
cerebro está estructurado para la supervivencia, por eso no es de extrañar que
reparemos más en los peligros que en los aspectos positivos. Debemos tomar
perspectiva y ampliar nuestro punto de vista. Y, por último, aceptar que
los recuerdos se suelen vestir de color rosa. La nostalgia crea un bálsamo que
nos lleva a glorificar el pasado, tanto de nuestra vida como con las historias
de los países.
Pilar Jericó es emprendedora, escritora,
conferenciante, doctora en Organización de Empresas y divulgadora de
investigaciones sobre el comportamiento humano.
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