lunes, 16 de septiembre de 2024

POEMA

 

Ruido

Elvira Sastre

















Si te marchas
hazlo con ruido:
rompe las ventanas,
insulta a mis recuerdos,
tira al suelo todos y cada uno
de mis intentos
de alcanzarte,
convierte en grito a los orgasmos,
golpea con rabia el calor
abandonado, la calma fallecida, el amor
que no resiste,
destroza la casa
que no volverá a ser hogar.

Hazlo como quieras,
pero con ruido.

No me dejes a solas con mi silencio.




































viernes, 13 de septiembre de 2024

ARTE DE BRASIL: REGRESO A CASA

 


Cientos de obras de artistas brasileños, en su mayoría negros, regresan a casa

Tiago Rogero




Rebelión de los Malês por Sol Bahia. Fotografía: Con/Vida











Piezas que van desde esculturas hasta trajes son donadas a Bahía tras permanecer 30 años en museos de Estados Unidos y Canadá

En medio de un movimiento global para devolver obras de arte a sus países de origen, alrededor de 750 piezas de artistas brasileños predominantemente negros están regresando a casa después de haber sido exhibidas en museos de Estados Unidos y Canadá.

Las esculturas, pinturas, grabados, objetos religiosos, trajes festivos, juguetes y libros de poesía estuvieron fuera de Brasil durante más de 30 años y ahora están siendo donados a un museo en el estado más negro del país, Bahía.
Alrededor del 80% de la población de la región es de ascendencia africana, en comparación con el promedio nacional del 55%, y Bahía es el centro de la cultura afrobrasileña, con su gastronomía, religiosidad y arte profundamente influenciados por las costumbres yoruba.

Las obras que serán repatriadas, llamadas “arte popular” por ser creadas por artistas autodidactas, salieron de Brasil después de una visita en 1992 a la capital de Bahía, Salvador, de la historiadora de arte estadounidense Marion Jackson y la artista Barbara Cervenka. Las dos mujeres estaban investigando artes no europeas cuando un amigo artista afroamericano las invitó a unirse a él en un viaje a Bahía. “Al principio parecía una cacofonía de cosas, pero a medida que mirábamos más a fondo, empezamos a distinguir quién estaba creando estas piezas y qué estaba pasando. Conocimos a los artistas, volvimos (a Estados Unidos), nos llevamos cosas y regresamos a Brasil”, dijo Cervenka.

Entre 1992 y 2012, durante sus vacaciones de verano como profesores en la Universidad de Michigan, realizaron al menos un viaje anual a Brasil.
Los dos amigos cuentan que las obras fueron compradas en su mayoría –“un poco a través de subvenciones, pero sobre todo con nuestros propios recursos”, dice Cervenka– directamente a los artistas, pero algunas de ellas fueron regalos.
Aunque la mayoría de las piezas son de artistas de Bahía, también las hay de Pernambuco y Ceará, también en el nordeste.



Procesión de la Hermandad de la Buena Muerte de Lena da Bahia. Fotografía: Con/Vida


“El verdadero desafío fue traerlos (a Estados Unidos)”, dijo Jackson.Las 750 piezas de casi 100 artistas varían en tamaño, desde la pintura Procesión de la Hermandad de la Boa Morte, de Lena da Bahia (1941-2015), hasta una enorme escultura de madera llamada Oxalá, de 2 metros de alto y tan gruesa como un tronco de árbol, creada por Celestino Gama da Silva, conocido como Louco Filho (el hijo del loco), una referencia a su padre, Boaventura da Silva Filho (1929-1992), quien también era artista y fue apodado Louco.

Para transportar esa pieza, los académicos tuvieron que enviar un pequeño camión hasta Cachoeira, a 120 kilómetros de Salvador, y luego comprar varios colchones para envolver la obra de arte para su envío en el vuelo.
“Creamos la colección inicialmente para abrir puertas culturales entre América del Norte y del Sur”, dijo Jackson.
Crearon una organización sin fines de lucro llamada Con/Vida para organizar las exhibiciones. La hoja informativa de una de ellas decía : “¿Cuántos norteamericanos saben que en Brasil se trajeron en cautiverio diez veces más africanos que en Estados Unidos?”

Aproximadamente 4,86 ​​millones de esclavos africanos fueron desembarcados en Brasil a través del comercio transatlántico de esclavos, mientras que Estados Unidos recibió 388.000 ( según estimaciones de la base de datos SlaveVoyages ). Incluso dentro de Brasil, estas cifras no son ampliamente conocidas.

Esto se debe a que el país aún lucha para enfrentar su historia, dice Jamile Coelho, uno de los directores del Museo Nacional de Cultura Afrobrasileña (Muncab) , que recibirá la donación de Jackson y Cervenka.
“La valoración de los artistas afrodiaspóricos es un proceso muy reciente”, afirmó Coelho, y agregó: “Incluso hoy en día, los artistas negros son ignorados en las escuelas de arte”.

A pesar de ser un país con mayoría de ascendencia africana, Brasil tiene pocos museos dedicados exclusivamente a la memoria de la población negra, el más grande de los cuales, Afro Brasil, está ubicado en São Paulo .
La directora del Muncab considera que la repatriación de 750 piezas forma parte de un movimiento global para devolver los objetos a sus países de origen. Sin embargo, ve una diferencia crucial con respecto a los casos en los que los objetos fueron “robados”, como en “la mayoría de los museos europeos”.

“No es el caso de lo que vamos a recibir. Verificamos que se trata de compras legales”, afirmó el director del museo y agregó: “Aun así, ellos (Con/Vida) ​​entendieron la importancia de devolver esas obras a Brasil”.
Todavía se está discutiendo cómo y cuándo enviar las piezas, que ahora están almacenadas en una oficina en Detroit. “Esperamos hacerlo dentro del próximo año”, dijo Cervenka.

Oxalá de Louco Filho. Fotografía: Con/Vida


Muncab ha afirmado que una vez que las piezas lleguen y formen parte de una exposición en Salvador, el plan es prestarlas a otras exposiciones en todo el país.
Las conversaciones comenzaron el año pasado, cuando ambos hablaron también con otras instituciones. Cervenka explicó por qué decidieron hacerlo ahora: “A medida que nos hicimos mayores (ella tiene 85 años; Jackson tiene 83), nos dimos cuenta de que no podíamos continuar de la misma manera con el tipo de energía que requiere un proyecto como este. Así que queríamos asegurarnos de que estas piezas tuvieran un futuro”.

Su colección también incluye piezas peruanas, que fueron donadas recientemente al Museo de Arte de Lima y al Museo de Arte Broad de la Universidad Estatal de Michigan.
Para Jackson, algo fortuito es el hecho de que muchos de los artistas aún están vivos. “Así que ellos, sus familias y sus comunidades pueden venir y ver su trabajo en un museo de verdadero prestigio. Y ser realmente celebrados y reconocidos como una parte importante de la cultura brasileña es, quiero decir, todo lo que podíamos esperar”.









































jueves, 12 de septiembre de 2024

ADOPCIONES EN CHINA

 

China dice que pondrá fin a las adopciones extranjeras, lo que genera preocupación en EE.UU.

 Helen Davidson



Las familias estadounidenses han adoptado 82.674 niños de China, la mayor cantidad entre todos los países. Fotografía: d3sign/Getty Images

 



 

Diplomáticos estadounidenses piden claridad para cientos de familias en proceso de adopción internacional

El gobierno chino está poniendo fin a su programa de adopción internacional y Estados Unidos busca aclarar cómo afectará la decisión a cientos de familias estadounidenses con solicitudes pendientes.

En una conferencia de prensa diaria el jueves, Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, dijo que Beijing ya no permitía las adopciones internacionales de niños de China, con la única excepción de que parientes consanguíneos adoptaran un niño o un hijastro.

Mao no explicó la decisión, salvo que estaba en línea con el espíritu de las convenciones internacionales pertinentes. “Expresamos nuestro agradecimiento a los gobiernos y familias extranjeros que desean adoptar niños chinos por sus buenas intenciones y el amor y la bondad que han demostrado”, añadió.

En cartas enviadas a algunas agencias de adopción el miércoles y compartidas en las redes sociales, el Departamento de Estado de EE. UU. dijo que las autoridades chinas le habían informado que todas las demás adopciones pendientes fueron canceladas, excepto aquellas con autorizaciones de viaje ya emitidas.

En una llamada telefónica con diplomáticos estadounidenses en China, Pekín dijo que “no seguirá procesando casos en ninguna etapa” salvo aquellos que estén cubiertos por una cláusula de excepción. La embajada está pidiendo aclaraciones por escrito al Ministerio de Asuntos Civiles de China, dijo el jueves el Departamento de Estado de Estados Unidos. El Departamento de Estado dijo: “Entendemos que hay cientos de familias que aún esperan completar su adopción y nos solidarizamos con su situación”.

A lo largo de las décadas, muchas personas han adoptado niños de China, visitando el país para recogerlos y luego llevándolos a un nuevo hogar en el extranjero. Las largas demoras en el proceso hicieron que muchas parejas que habían sido aprobadas para adoptar tuvieran que esperar años, a veces casi una década, para recibir a su hijo.

Las familias estadounidenses han adoptado 82.674 niños de China, la mayor cantidad de cualquier país extranjero.

Las adopciones internacionales habían estado suspendidas en gran medida desde 2020 debido a la pandemia de Covid, y los cambios en la situación política, demográfica y económica de China habían llevado a muchos en el sector a esperar el fin o el endurecimiento de la política de adopción.

El gobierno chino había reanudado las adopciones de niños que habían recibido autorización de viaje antes de la suspensión, dijo el Departamento de Estado de Estados Unidos en su último informe anual sobre adopciones, pero las cifras parecían pequeñas.

Un consulado estadounidense emitió 16 visas para adopciones desde China entre octubre de 2022 y septiembre de 2023, las primeras en más de dos años, según el informe del Departamento de Estado. No estaba claro si se habían emitido más visas desde entonces.

En enero, la única agencia de adopción en el extranjero de Dinamarca dijo que estaba cerrando sus operaciones después de que surgieran preocupaciones sobre documentos y procedimientos falsificados, y el principal organismo regulador de Noruega recomendó detener las adopciones en el extranjero durante dos años en espera de una investigación sobre varios casos.

La respuesta en las redes sociales de los padres adoptivos potenciales y actuales, y de los propios adoptados, fue mixta. Algunos temían que el anuncio también pudiera cerrar las vías para que los adoptados se pusieran en contacto con sus antiguos orfanatos y familias biológicas. Algunos dijeron que era “una decisión que debía haberse tomado hace tiempo” y que esperaban que los niños recibieran atención en su país de origen.

El Proyecto Nanchang, un grupo con sede en Estados Unidos que trabaja con adoptados chinos y sus padres adoptivos para ayudarlos a encontrar a sus familias biológicas, dijo que el anuncio marcaba “el final de una era”, pero que el programa “ya estaba llegando a su fin”.Agregó: “Tenemos la profunda esperanza de que los niños que quedan en China reciban la atención, la atención médica y el amor que merecen”.

La organización benéfica dijo en las redes sociales que el número de adopciones ya había disminuido seriamente en los años previos a la pausa por la pandemia y que había menos niños puestos en adopción en general, atribuyéndolo a la mejora de la economía de China, la caída de las tasas de natalidad y una preferencia social por los niños varones en disminución.

En 2023, el número de recién nacidos en China descendió a 9,02 millones y la población total disminuyó por segundo año consecutivo. En medio de una serie de medidas gubernamentales diseñadas para fomentar más nacimientos, se eliminó gradualmente la política de hijo único que se había aplicado durante décadas y que era un factor clave para que los bebés, especialmente las niñas, fueran entregados en adopción.























miércoles, 11 de septiembre de 2024

SER MUJER EN AFGANISTAN HOY

 

Ser mujer en Afganistán: “Un talibán puede llamar a tu puerta por la noche, violarte, llevarte y casarse contigo”

Beatriz Lecumberri


Mujeres afganas cosen ropa en un taller de Kandahar 


El último edicto de los fundamentalistas, que prohíbe que se escuche la voz de las mujeres en público, consolida un ‘apartheid’ de género en el país. Mientras, crece el miedo, la violencia y los problemas de salud mental ante la parálisis internacional

“Estoy muy cansada y sin ánimo de nada”. La voz suave y cohibida de Nahid llega desde Mazar-i-Sharif, en el norte de Afganistán. Nahid tiene 25 años y no se llama Nahid. Cada vez es más difícil que las afganas confíen en alguien que no conocen para describir su día a día bajo el régimen talibán. En agosto de 2021, esta joven trabajaba como peluquera, pero tuvo que dejarlo a las pocas semanas para no terminar golpeada o arrestada por los fundamentalistas. “Los días pasan y nada cambia. Cada vez tengo menos contacto con mis amigas y ahora, con estas nuevas normas, vamos a estar aún más aisladas. Tengo miedo incluso de quedar con ellas en una casa para hablar. He perdido la esperanza de recuperar una vida normal”, explica por teléfono.

Nahid se refiere al último edicto emitido por los fundamentalistas a finales de agosto, que da un paso más en la opresión contra las mujeres y prohíbe que su voz se oiga en público, que su rostro sea visible fuera de casa, que miren a los ojos a un hombre que no sea de la familia o que salgan de casa sin un acompañante masculino.

Mujeres caminando por una calle de Kabul (Afganistán) en agosto.)

ONG, activistas y afganas, dentro y fuera del país, califican estas medidas de “último clavo en el ataúd de las mujeres”. Desde su retorno al poder el 15 de agosto de 2021, los talibanes han publicado más de 100 edictos que han ido borrando la presencia femenina del espacio público. Han cerrado las puertas de la educación a las mujeres de más de 12 años, una situación inédita en el mundo, y las han excluido de la mayoría de los puestos de trabajo y de los lugares de ocio. También han restringido al máximo sus movimientos y su derecho a recibir asistencia sanitaria y legal.

“Ser mujer en Afganistán hoy significa que no puedes tomar un taxi sin un acompañante masculino o que no puedes hablar normalmente con el comerciante que te vende la comida. Y si eres viuda, por ejemplo, y no tienes hijos o hermanos, ¿cómo haces?. Las mujeres están viviendo como criminales, se les priva de la mínima dignidad que merecen los seres humanos”, lamenta Fawzia Koofi, exparlamentaria afgana que participó en las conversaciones de paz con los talibanes antes de 2021, por teléfono desde Estados Unidos.

Mariam Safi, directora de la Organización de Investigación Política y Estudios sobre el Desarrollo (DROPS), que realiza sondeos e investigaciones sobre los derechos humanos en Afganistán gracias a una red de colaboradores locales, recuerda que es la primera vez que estas normas, aplicadas en la práctica por los talibanes desde su primer periodo en el gobierno (1996-2001), se plasman por escrito en una ley. “Parece que estas nuevas reglas han sorprendido a la comunidad internacional. A nosotras no. Sabíamos que los talibanes no retrocederían y que había que ser muy firmes con ellos. Pero la ONU optó por traerlos a la mesa de negociaciones para hablar directamente con ellos sobre la situación de las mujeres. Está claro que no funcionó”, explica, en una conversación telefónica desde Toronto.
Cuando regresaron a Kabul en 2021, tras la retirada de las tropas extranjeras del país, los talibanes garantizaron que las libertades fundamentales serían respetadas y que necesitaban un tiempo para crear entornos seguros para que las mujeres pudieran estudiar y trabajar. La comunidad internacional quiso creerles. “Pero hace tres años que tomaron el poder, no parece que se vayan a ir y no han cumplido lo que dijeron. Los países, que no reconocen oficialmente a los talibanes como Gobierno pero sí tienen trato con ellos, podrían exigirles un calendario. Por ejemplo: ‘dijisteis que abriríais las escuelas de secundaria, pues dadnos una fecha. Prometisteis anular tal medida a medio plazo, decidnos cuándo ocurrirá’”, sugiere Dorothy Estrada Tanck, que forma parte del Grupo de Trabajo de la ONU sobre la discriminación de mujeres y niñas.

Mujeres afganas aguardando una distribución de comida en Kabul, en mayo de 2023.


Este Grupo de Trabajo y Richard Bennett, Relator Especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Afganistán, son autores del informe presentado en 2023 ante el Consejo de Derechos Humanos en el que concluyeron que el régimen talibán ha instaurado un apartheid de género y una persecución contra las mujeres. En junio, Bennett recomendó de nuevo que se reconozca este delito como un crimen de lesa humanidad. La semana pasada, el régimen talibán prohibió la entrada del relator a Afganistán. “Reconocer el apartheid de género como crimen contra la humanidad allanaría el camino para exigir la rendición de cuentas tanto de Afganistán como Estado como de personas concretas del país”, recalca Estrada Tanck.

Tras la publicación del nuevo edicto talibán, un grupo de mujeres españolas está recogiendo firmas para instar al Gobierno a acudir ante el Tribunal Penal Internacional para que este declare crimen contra la humanidad el trato que reciben las afganas. Además, el jueves, los eurodiputados socialistas españoles pidieron a la Unión Europea que denuncie ante la justicia internacional las últimas decisiones de los talibanes y que clarifique el papel del bloque en la protección internacional para las afganas que huyen y llegan a Europa.

“Hay que reflexionar sobre quién está apagando la voz de estas mujeres. Lo estamos haciendo entre todos, porque no les prestamos atención, pese a que no hay en el mundo una situación comparable”, estima María López de la Usada, vicepresidenta de Netwomening, una de las organizaciones que apoya la integración social de mujeres afganas en España.

Hussnia Bakhtiyari, fiscal afgana refugiada en España desde hace casi dos años, entró en pánico en estos días cuando llamó a su familia a Kabul y, al otro lado de la pantalla, apareció su hermana de 18 años con el ojo amoratado. “No me quería decir qué le había pasado, pero terminó contándome que un talibán le golpeó en la calle porque estimó que su vestido era demasiado corto. Le llegaba al tobillo, pero al parecer no era suficiente”. Bakhtiyari no duerme pensando en sus dos hermanas, que siguen en Afganistán.

“¿Cuáles son los derechos de una mujer afgana con esta nueva ley? Prácticamente ninguno. ¿No era suficiente con no dejarnos ir a la universidad, a nuestras oficinas, a la peluquería? Pero nadie hace nada, nadie dice nada”, se indigna esta mujer de 35 años que formó parte de un grupo de fiscales, juezas y abogadas evacuadas y acogidas por España en enero de 2023.

DROPS y otras ONG han alertado de que uno de los efectos colaterales de que las mujeres no puedan trabajar ni estudiar son los matrimonios forzados e infantiles, de niñas de 12 y 13 años. Además, el miedo, la falta de perspectivas de futuro y la pobreza merman peligrosamente su salud mental. Muchas mujeres viven encerradas en ellas mismas, sin apenas pronunciar palabra, otras padecen profundas depresiones en medio de una soledad total y algunas recurren, desesperadas, al suicidio. En 2023, DROPS entrevistó a 2.000 mujeres en 17 provincias de Afganistán sobre los daños psicológicos que provocaban las normas de los fundamentalistas y un 68% de las encuestadas afirmó que conocía a una mujer en su entorno con problemas mentales. Pero la salud mental sigue siendo un tema tabú en un país musulmán donde ir al psicólogo nunca estuvo bien visto y ahora es algo imposible para una joven. “Las familias acallan los problemas, tapan los suicidios”, asegura Bakhtiyari.

Porque los hogares tampoco son un lugar seguro para las afganas y las ONG que trabajan en el país han detectado un aumento de la violencia contra las mujeres dentro de las familias y en general una incomprensión ante la merma de sus derechos. “Hemos hablado en estos días con mujeres en varias provincias y sentimos que cada vez tienen más miedo. Este edicto ahondará sin duda sus problemas psicológicos. Se lo pensarán dos veces antes de salir de casa o de ir a trabajar en los dos únicos sectores en los que aún se toleraba su presencia: la salud y la educación infantil. ¿Tendrá que hablar su acompañante masculino por ellas en la escuela o el hospital?”, se pregunta Safi.

Razea es una de las muchas afganas que espera en Islamabad, la capital de Pakistán, que algún país les conceda protección internacional. Estas mujeres viven escondidas, sin apenas recursos y con miedo a ser deportadas. “¿De qué huí? En Kandahar, mi ciudad, un talibán puede llamar a tu puerta por la noche, violarte, llevarte a la fuerza y casarse contigo. La angustia es difícil de imaginar. Mis amigas que siguen allá me llaman llorando cada día”, explica por teléfono esta mujer de 31 años, que escapó clandestinamente de su país por carretera con su hermano hace más de un año y tampoco desea que su nombre verdadero se publique.

Según la ONU, en Irán y Pakistán hay unos 7,7 millones de refugiados afganos, de los cuales al menos 1,6 millones llegaron después de agosto de 2021. El calvario de las mujeres no termina cuando salen de Afganistán. Organizaciones de apoyo a afganas, como Netwomening y Afghan Women on the Run, explican que hay mujeres que solicitaron en 2021 una cita en la embajada de España en Islamabad para pedir protección, recibieron un número que indica su lugar en la fila y aún esperan ser convocadas para una primera entrevista. Entre agosto de 2021 y agosto de 2022, es decir, en el primer año tras el retorno de los talibanes, España evacuó a 3.900 personas de Afganistán, según cifras oficiales. Desde entonces, llegan con cuentagotas.

Estas ONG ayudan a las mujeres a preparar su petición de protección ante las autoridades diplomáticas y hay casos que las estremecen especialmente, como el de una periodista a la que se le ha denegado el traslado a España por estimar que no corre peligro. “Hemos presentado un recurso ante la propia embajada y hemos llevado el caso ante la Audiencia Nacional. Consideramos que deben reestudiarlo. La mujer está desesperada y ha amenazado con ir a la puerta de la embajada y suicidarse”, explica López de la Usada.

“El hecho de ser mujeres y ser afganas en estos momentos ya debería bastar para darles protección”, estima, en una entrevista, Queralt Puigoriol, voluntaria en Afghan Women on the Run. Pero en estos momentos Afganistán ni es emergencia ni es prioridad. Da igual las leyes que hagan los talibanes”, agrega.

Porque, ¿cuándo fue la última vez que hubo en España una manifestación importante para denunciar la opresión y el acoso que sufren las afganas? Ni siquiera las activistas de larga data se acuerdan. “Hay que seguir apoyando a las mujeres y a sus organizaciones dentro y fuera de Afganistán. Recabar apoyos de peso para las campañas y hacer presión y más presión. A los gobiernos, y estos a la Asamblea General de la ONU y al Consejo de Seguridad. En Sudáfrica se logró. Tardó más de 20 años, eso sí. Ojalá aquí no haya que esperar tanto”, confía Estrada Tanck.

Mientras tanto en Kabul, Soraya, de 53 años, madre de familia que ha trabajado como maestra casi 30 años, contempla encerrada en su casa cómo la sociedad se desmorona. “Creo que la enseñanza transformó la vida de muchos de mis alumnos. No podemos convertirnos en un país donde la mitad de la población no reciba educación. Espero que la comunidad internacional haga algo para salvar nuestra sociedad de la ignorancia”.




De El País. España.











































martes, 10 de septiembre de 2024

ARTE Y ARTESANÍA

 

Tracy Chevalier: olvídese del viejo y cansado debate 'arte versus artesanía'

Tracy Chevalier




'Obras milagrosas'... un detalle de una colcha de Gee's Bend, creada por una mujer, declarada obra de arte por un hombre. Fotografía: Randy Duchaine/Alamy




¿Cuándo un quilt deja de ser una artesanía y pasa a ser arte? Es una pregunta llena de matices sexistas, escribe la novelista Tracy Chevalier, pero existe una "tercera vía" sueca que lo cambia todo

El debate entre arte y artesanía es casi tan antiguo como la pregunta: “¿Qué es el arte?”. Reducido a su esencia retorcida y aún discutible, el arte se crea para hacernos pensar y sentir, mientras que la artesanía se hace para ser utilizada. Un cuadro en una pared nos hace reflexionar, mientras que las bufandas tejidas nos mantienen calientes, los jarrones de cerámica sostienen las flores en posición vertical y los manteles bordados cubren las mesas.

Históricamente, el arte era algo que solo hacían los hombres de clase media y alta. Los marginados, como las mujeres, la clase trabajadora y las minorías, no tenían el tiempo ni los recursos para aprender a pintar profesionalmente. Había barreras sociales y económicas: a las mujeres no se les permitió estudiar dibujo del natural en la Royal Academy hasta la década de 1890 por miedo a que vieran desnudos. La artesanía, por otro lado, siempre ha estado al alcance de más gente porque hacer algo útil se valora en la vida diaria, incluso si su precio es muy inferior al de una obra de arte.

Me interesa la diferencia entre arte y artesanía porque he escrito novelas que incluyen ambos. Mi libro más conocido, La joven de la perla, trata sobre una pintura. En el ámbito de las manualidades, he escrito sobre tejido (La dama y el unicornio), acolchado (El último fugitivo), bordado (Un hilo único) y vidrio (mi nueva novela La vidriera). Las mujeres que aparecen en mis libros han confeccionado tapices, colchas, cojines y abalorios. Aunque suelen ser decorativos, la mayoría tienen usos: los tapices hacen que las habitaciones tengan menos corrientes de aire, las colchas abrigan a los durmientes y los cojines ablandan las sillas duras.
¿Y quién decide ese valor? ¿Quién decide si algo es arte o artesanía: el creador o el espectador? La mayoría de la gente parece aceptar que si alguien dice que ha hecho arte, es arte. Si Martin Creed pega una bola de Blu-Tack en la pared y lo llama arte, aceptamos su definición. (Algo puede ser mal arte y aun así ser arte.)

Pero la artesanía a veces se reclasifica. Un ejemplo reciente y famoso son las colchas de Gee's Bend. Gee's Bend es una pequeña comunidad afroamericana en Alabama donde las mujeres han estado haciendo colchas durante más de un siglo, confeccionadas a partir de telas usadas, como ropa de trabajo y sacos de pienso. Las colchas tienen una estética improvisada sorprendente, colorida y geométrica.


Un grupo de quilters de Gee's Bend
.Cortesía de la Universidad de Alabama en Birmingham

En 1998, el coleccionista de arte William Arnett visitó el pueblo y compró cientos de colchas que llegaron a los museos de arte de todo Estados Unidos. Las colchas que originalmente se cosían para usarlas en las camas ahora se colgaban en las paredes y se consideraban arte. La primera gran exposición de colchas de Gee's Bend recorrió los Estados Unidos en 2002. Michael Kimmelman, en el New York Times, calificó las colchas como "algunas de las obras de arte moderno más milagrosas que ha producido Estados Unidos".



“La colgó en la pared”… la colcha que Tracy Chevalier hizo para su hijo. Fotografía: Tracy Chevalier

Observemos el género de los guardianes (el coleccionista y el crítico) y de los creadores (los quilters). Las mujeres de Gee's Bend al principio no percibían su trabajo como arte, pero los hombres sí. Ahora, por supuesto, los quilters sí lo hacen, ¿y quién puede culparlos? El arte se vende por mucho más que la artesanía.

Yo prefiero pensar que hay una tercera vía. Si se sitúa el arte y la artesanía en ambos extremos del espectro, el difuso término medio –el territorio de los demócratas liberales– es aquel en el que las personas (¡las mujeres!) hacen cosas y no reciben condescendencia por ello. 

El lenguaje también está empezando a cambiar, lo que es una buena señal. “Crafter” –una palabra que me pone los pelos de punta– está siendo sustituida por la más vaga pero más contundente “maker”. Los suecos incluso han fusionado los dos conceptos en una sola palabra: konsthantverk, o artesanía. En Now You See Us: Women Artists in Britain, una exposición que se presenta actualmente en la Tate Britain de Londres, se han incluido algunas obras que utilizan medios artesanales: el collage botánico de Mary Delany, el bordado de Mary Knowles.


Collage botánico... Rubus odoratus de Mary Delany. Fotografía: Museo Británico


He participado personalmente en dos reclasificaciones desde la artesanía hasta ese punto intermedio. El 24 de septiembre de 1799, Ann Bell cosió la última puntada en un muestrario de bordado. Había bordado cuidadosamente en punto de cruz sobre un cuadrado de lino el alfabeto en mayúsculas y minúsculas, así como los números del 1 al 14, su nombre y fecha, y un borde verde, dorado y beige. Sus puntadas son un poco desiguales y su alfabeto en minúsculas comienza grande y se hace más pequeño a medida que se queda sin espacio, interrumpiéndose después de la W. Lo enmarqué y lo colgué en una pared de nuestra casa. No es arte, no es artesanía, sino konsthantverk . Gracias, Suecia.

Aprendí a hacer colchas cuando estaba investigando para The Last Runaway. Después de enterarme de las colchas de Gee's Bend, hice una en ese estilo como homenaje y se la di a mi hijo cuando fue a la universidad, suponiendo que la usaría en su cama. La colgó en la pared. ¿Es arte o artesanía ? A él no le importa, lo que importa es que la hice yo.



La nueva obra de Tracy Chevalier, The Glassmaker (Borough Press), se publicará el 12 de septiembre




































lunes, 9 de septiembre de 2024

POEMA

 

Nuestras almas son espejos

Rupi Kaur



















Dios debe habernos amasado a ti y a mí

de la misma masa

nos hizo rodar como uno en la bandeja para hornear

debe haberse dado cuenta de repente

de lo injusto que era

poner tanta magia en una sola persona

y tristemente dividió esa masa en dos

de qué otra manera es que

cuando me miro en el espejo

te estoy mirando

cuando respiras

mis propios pulmones se llenan de aire

que nos acabamos de conocer pero

nos hemos conocido el uno al otro todas nuestras vidas

si no hubiésemos sido hechos como uno para empezar

























viernes, 6 de septiembre de 2024

PARA APRECIAR EL ARTE


'A Little Art Education' de Lynn Barber: retratos  que son un soplo de aire fresco

Stephen Smith 

 


 Lynn Barber y David Hockney comparten un descanso para fumar en Londres en 2008



Ernest Hemingway, que conocía a muchos artistas, decía que el don esencial de un escritor era un detector de mentiras, y Lynn Barber crepita y sorprende como un contador Geiger durante sus aventuras en el mundo del arte. 













Barber,autora de An Education, que se convirtió en una película protagonizada por Carey Mulligan, es también el entrevistador de Fleet Street, que ha centrado su atención en pintores desde Salvador Dalí hasta Sir David Hockney y Tracey Emin. De sus encuentros con los jóvenes artistas británicos o YBA, dice: “Lo último que quería escuchar era su teoría del arte o el tipo de tonterías que ponen en los catálogos de arte”. 




Cuando era juez del premio Turner en 2006, Barber elogió a una finalista preseleccionada como una “hermosa colorista”, sólo para descubrir que se trataba de un solecismo de mojarse los pantalones en lo que a sus colegas juristas se refería: “hermosa es una palabra despreciada en lenguaje artístico”, añade fingiendo reproche a sí misma. Sus relaciones con los hermanos Chapman se tensaron después de que Barber se atreviera a preguntar si había una conexión entre las mutaciones genéticas en sus obras de arte y las propias manos "deformes" de Dinos Chapman (tenía artritis). Los hermanos la llamaron fascista, burguesa y estúpida. Finalmente se reconcilió con el hermano de Dinos, Jake, y le revela que él planea remar por el Atlántico. “Espero sinceramente que sobreviva”, dice, haciendo que esta broma suene vigorizantemente invernal.

Con tantas cosas sobre la escena artística que probablemente presionen los botones anti-BS de Barber, uno se preguntará por qué se molesta en escribir sobre ello. La respuesta es que le apasiona el arte y a ciertos artistas, tanto como le desagradan apasionadamente otros. “Admiro enormemente a los artistas por su disposición a asumir riesgos y confiar todo su futuro a su propia creatividad”, afirma. "Tienen esta pasión consumidora que les durará toda la vida". "No sólo eso, sino que organizan las mejores fiestas."

A lo largo de una larga carrera, Barber estableció como regla entrevistar a un artista por cada docena de tipos del mundo del espectáculo que la enviaban a conocer. Si pensabas que tenía una mala opinión de ciertos pintores, espera a escucharla sobre la profesión de actriz: “Disfruté entrevistando a artistas un millón de veces más que a los actores”. Eso ya es decir, porque Barber encuentra a la escultora Rachel Whiteread “arrogante”, a la fallecida pintora Gillian Ayres “una entrevistada difícil” e hizo estallar en llanto a Howard Hodgkin, que entonces tenía 67 años. Y estos son todos los artistas que le gustaban.

El 1% del arte se mueve por el mundo salpicado de halagos e hipérboles, y no todos pueden resistirse. Barber no tiene paciencia con nada de eso. Reprobó el nivel 0 de arte y nunca estudió la materia. Podría haberlo sacado de los libros, admite, pero prefiere ver su ignorancia como una ventaja. "Con el arte, puedo responder de forma completamente espontánea: me gusta, no me gusta... siempre debemos escuchar nuestros instintos".

A pesar de esto, o quizás debido a esto, Barber no solo obtuvo los productos de algunos de los nombres más importantes del arte, sino que también se hizo amiga de varios de ellos. Ella puede ser la última chica que todavía está en funcionamiento y que se presenta con un paquete de cigarrillos. Es sorprendente que muchas de sus conquistas hayan sido parciales para un jadeante: Hockney, Maggi Hambling, Sarah Lucas.

Sus retratos de los artistas resaltan detalles que otros pasan por alto. Ella relata una conexión poco probable entre Hockney y Nigel Farage: Barber los vio a ambos en el mismo evento pro-tabaco. En un estudio sensible y afectuoso de Tracey Emin, dice que cuando la artista decidió mudarse a una atractiva plaza de Londres, hizo que un agente inmobiliario pusiera notas en todos los buzones animando a los propietarios a vender. No todos pueden incluir historias como esa y esperar seguir siendo amigos de Emin. Puede que este material no sea materia de monografías de artistas, pero de todos modos intrigará a los biógrafos.



Un poco de educación artística es un libro delgado, bien presentado e ilustrado, pero mal escrito. Lo que es mucho más grave (de hecho, francamente desconcertante) es que no se reproduce ninguna de las entrevistas originales de Barber con los artistas. Los lectores tendrán que buscarlos en línea. Quizás tenga que ver con cuestiones de espacio o derechos, pero el libro sólo cuenta una parte de la historia. Es como tener una entrada para una exposición y no encontrar nada en las paredes excepto marcos llamativos pero vacíos.



Stephen Smith es periodista y locutor. Un poco de educación artística de Lynn Barber es una publicación de Cheerio