Gwen Keraval, desde la libertad y la imaginación:
Anna Gomis
Cartel para l'Affiche moderne
Para el artista francés Gwen Keraval, ilustrar es la disciplina artística “con más libertad”, ya que permite “crear historias y universos sin limitaciones”. Así lo demuestra a través de sus dibujos, portadas de libros y diseños de juguetes para niños, llenos de imaginación, color y movimiento. “Me gusta mucho dibujar universos coloristas y que transmiten alegría”, dice el autor. Y es en el campo de la ilustración infantil donde asegura sentirse “completamente” libre para aplicar toda su creatividad.
Su inclinación por el mundo de los niños le viene de su propia infancia. Keraval está unido al mundo de la ilustración “desde que he podido sostener un lápiz”. Él mismo cuenta que el mejor amigo de su padre era un joven bibliotecario, “así que pasé mucho tiempo rodeado de preciosos libros. Además, el resto del tiempo lo pasaba haciendo cosas de madera, construcciones Lego y dibujos, y ya nunca me detuve”. Durante su adolescencia continuó participando en concursos donde el premio era conocer a escritores y artistas y ya en la escuela de arte conoció más de cerca el mundo de la ilustración, una disciplina que le resultó “interesante y libre”. Su primer libro ilustrado fue El hombre de hojalata, de 1998, y después le han seguido muchos más. Keraval ofrece su particular visión del universo infantil también en juguetes, juegos, puzzles e incluso en decoración infantil para la marca Djeco.
Ilustración para la serie Noel a través del mundo para la revista municipal de St Priest, Francia
Pero Keraval va más allá de las ilustraciones para niños. Ha realizado numerosos carteles publicitarios y ha desarrollado la imagen para campañas de bancos y organizaciones económicas. Además, ha ilustrado las páginas y reportajes de revistas de distintas temáticas, como Terra Eco o Management. En todos ellos retrata y muestra temas complejos como pueden ser la economía, la crisis o o las finanzas de un país con ternura y personajes amables. Por muy espinosos y arduos que sean los paisajes (fábricas, procesos industriales, flujo económico, etc.) nunca aparecerán de forma hostil ante el espectador.
Una de las características que hace de sus ilustraciones un trabajo único, es el aire vintage que lo acompaña. En parte, por los colores que utiliza, pero también por cómo realiza los propios dibujos, como es el caso de los edificios. Su gusto precoz por el dibujo y la ilustración le ha llevado a adquirir influencias de muchos autores y del ambiente de los comics de los años 70: “Los libros que leía de pequeño, en los años 70, como Alain Grée y Miroslav Sasek, eran mis preferidos. Más tarde también descubrí a Mary Blair, Jim Flora, y muchos otros. Me gusta mucho la atmósfera desusada de los libros y de los dibujos animados de esta época, y la libertad de tono que tenían. Después, es verdad que hay una cierta nostalgia hacia la dulzura de vivir en esa época”.
Su ritmo de trabajo no cesa. En estos momentos, está trabajando en un nuevo juego de salón, en las ilustraciones de dos libros para niños y en ilustraciones para prensa. “Los proyectos no faltan, ¡y me gusta mucho experimentar nuevas cosas todo el tiempo!”. Keraval afirma que le quedan todavía “toneladas de libros” que le gustaría hacer y admite que le gustaría probar también el escribir él mismo los textos. “Debe ser todavía más bonito hacer las dos cosas”, asegura. Para el artista, poder trabajar y vivir como ilustrador es algo “muy gratificante, ya que se puede vivir de la imaginación y el arte” de cada uno, “trabajando donde y como se quiera. ¡Adoro la libertad de este oficio!”.
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