domingo, 11 de septiembre de 2016

THE FALLING MAN





El hombre que cae





"El hombre que cae" (The falling man)




El atentado a Las Torres Gemelas dejó miles de imágenes aterradoras. Pero tal vez la foto de mayor impacto sea "El hombre que cae" (The falling man), uno de los documentos fotográficos más estremecedores de los atentados de septiembre de 2001. Fue tomada desde abajo, con un poderoso teleobjetivo, por el estadounidense Richard Drew, un veterano fotógrafo de la agencia AP que ya había sido el primero en retratar el asesinato de Robert Kennedy, en 1968.

La cámara atrapó la caída de una víctima que se arrojó del último piso de la torre norte, la primera en ser alcanzada por un avión. La revista "Esquire" reconstruyó su historia y recogió las dos hipótesis sobre su identidad.
La perfección simétrica del cuerpo alineado -y en el centro exacto- entre la Torre Norte y la Torre Sur; vertical como una lanza, el cuerpo perfecto, los brazos pegados contra el torso y una rodilla, la izquierda, levemente arqueada, casi en un paso de ballet. Si no estuviera cayendo, parecería que vuela. Y así fue bautizado, aquel 12 de septiembre de 2001, cuando su imagen aparecía, reproducida hasta el infinito, en los diarios de todo el planeta. La foto que dio vuelta al mundo -y se convirtió, sin buscarlo, en el testimonio histórico de un momento inédito, que la humanidad presenció en vivo y en directo- se llama El hombre que cae.

El ojo entrenado y el aplomo de hierro de Richard Drew, un veterano fotógrafo de Associated Press, fueron los responsables de este testimonio que, quizá por doloroso, desapareció rápidamente de circulación una vez que fue visto por millones de personas. Su reproducción fue escasa a partir de entonces. Era muy cruenta, juzgaban quienes la veían. Y no porque retratase la desesperación o el caos, sino tal vez por su silenciosa e implacable dignidad.
Detrás de la foto de Drew se esconde una historia. Y esa historia -y de quién se trataba- se convirtió en una obsesión para algunos, según cuenta el periodista Tom Junod en un artículo histórico de la revista Esquire publicado originalmente en 2003. Tanto, que hasta un editor del Toronto Globe & Mail exigió a uno de sus reporteros, Peter Cheney, "resolver el misterio".

Con la mejora de la toma, descubrió que se trataba de un hombre de piel oscura. No era negro, pero tampoco mulato: latino. Vestía un pantalón negro, zapatos como de trabajo de cocina y una camisa blanca larga, parecida a una chaqueta de chef. Tenía una pequeña barba candado, el pelo negro y muy corto, y debajo de la camisa, una remera naranja. Que fuera alguien que trabajaba en una cocina no era raro: en los pisos 106 y 107 -algunos pocos por encima de donde, se calcula, Drew capturó la imagen- funcionaba el restaurante Windows of the World. Setenta y nueve de sus empleados murieron durante los ataques a las torres. Todo cerraba, especialmente cinco días después del 11, cuando Cheney encontró, entre las fotos de las víctimas, a alguien que se parecía mucho a El hombre que cae. Se llamaba Norberto Hernández y era pastelero. Y, a pesar de que muchos de los sobrevivientes que lo conocían dijeron que podía ser él, la familia -especialmente su mujer, Eulogia- se negó rotundamente a admitirlo.

Unos años después, apareció otra identidad que algunos medios todavía sostienen. Podría tratarse de Jonathan Briley, un ingeniero de sonido de 43 años que trabajaba también en el restaurante de la cima de las Torres Gemelas. Siempre usaba remeras de colores estridentes bajo su ropa de trabajo. Tenía bigote y una barba candado. Esta vez la familia dijo sí. A ciencia cierta, no se sabe.


















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