viernes, 17 de mayo de 2019

JEFF KOONS : RECORD CON " RABBIT "




El conejo de acero inoxidable hace a Jeff Koons el artista vivo más caro.
















El conejo de acero inoxidable hace a Jeff Koons el artista vivo más caro: 91 millones de dólares
Robert Mnuchin, padre del actual secretario del Tesoro de EE UU, compra en una subasta en Christie's la obra del polémico escultor




Una escultura del estadounidense Jeff Koons se vendió el miércoles por 91,1 millones de dólares, un récord para un artista vivo, en una subasta organizada por Christie's en Nueva York.  "Rabbit", una pieza de acero con la forma de un conejo inflable, destronó así a la pintura "Portrait of an Artist (Pool with Two Figures)", del pintor británico David Hockney, que había alcanzado los 90,3 millones de dólares a mediados de noviembre, también en Christie's en Nueva York.




La escultura brillante de la venta de primavera de Christie's rompió el récord  con un precio final de u$S 91,075 millones.  El conejo forma parte de una serie de tres,  esculpidos por Koons en 1986.   El artista plástico de 64 años recuperó así el récord que ya había ostentado  antes de ser batido brevemente por Hockney.


Rabbit era el lote estrella de la noche dedicada al arte de postguerra y contemporáneo. La imaginación engaña. La figura tiene un metro de altura, pero su apariencia sobre el pedestal es poderosa e imponente. Parece pesada y al mismo tiempo da la sensación de ser muy suave. Evoca con su forma limpia y sin gestos la diversión. Es como un chiste fácil y punzante, que refleja las contradicciones y ironías del arte mientras se come una zanahoria.

"Rabbit" es una de las obras más conocidas de este escultor que ha sacudido las convenciones del mundo del arte.  De 104 centímetros de altura, proviene de la colección de S.I. Newhouse (fallecido en 2017), ex jefe del grupo periodístico Condé Nast, que incluye las revistas Vanity Fair, Vogue y The New Yorker.  Para Alex Rotter, jefe de arte contempóraneo en Christie's en Nueva York, "Rabbit" es "la pieza más importante de Jeff Koons", según explicó a la AFP en la presentación de las ventas.  "Yo iría más lejos, es la escultura más importante de la segunda mitad del siglo XX", aseguró. "Es el fin de la escultura, es el anti David, como yo le llamo", dijo en referencia a la obra de Miguel Ángel.  Koons acostumbró a generar frecuentes controversias, especialmente con sus cuadros y esculturas en las que aparecía copulando con la ex estrella del cine porno italiano la Cicciolina, con quien se casó en 1991 y de quien se divorció en 1994.

Los especialistas de la casa de subastas explican en este sentido que el mensaje de Rabbit es que todos los gustos son aceptables.“Es un espejo para el público”, puntualizan, “que trasciende nuestras propias limitaciones” gracias a las asociaciones sin fin y significados que evoca la escultura. Su poder, insisten, está en la habilidad de negar cualquier conclusión. Pese a las controversias que genera el artista con sus trabajos, museos de todo el mundo han encontrado siempre un espacio para exponerlos.
El propio Koons ha comentado sobre esta pieza que es el símbolo de un líder y de un orador. Su conejo es la consumación pop: “Veo que el arte pop alimenta a las personas con un diálogo en el que pueden participar. En lugar de que el artista se pierda en este acto masturbatorio del subjetivo, el artista deja que el público se pierda en el acto de la masturbación”, dijo Koons sobre Rabbit, a los pocos años de crearlo. Quedaba inaugurado el arte populista.

Koons ha explicado alguna vez que su encuentro con Salvador Dalí le hizo ver la luz. Tenía 18 años, lo conoció en Nueva York, lo recibió en su hotel. “Fue puntual y estaba vestido de manera impecable, con su abrigo de piel de búfalo y su corbata con diamantes incrustados”. Reconoce que salió de la exposición que presentaba diciendo: “Yo puedo hacer esto, yo puedo ser la vanguardia del arte”. Luego llegarían las esculturas con su mujer Ilona Staller, Cicciolina o Michael Jackson y su mono, además de langostas hinchables que cuestionan la vigencia del buen gusto. Nadie como Jeff Koons —ni siquiera Damien Hirst— ha logrado llevar la guerra fría entre el mercado y la historia del arte a estos niveles. 

































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