Poeta
Esther Garboni
Se te dio, poeta, el don de la mirada
sobre las cosas bellas; pudiste ver arder
el mar y encenderse los bosques en la noche.
Se te dio, poeta, el color, el sabor, el tacto
de la belleza.
Se te dio la palabra.
Se te dio la música.
Y a cambio, poeta, se te dio el dolor,
el desgarro infinito, inconsolable, impúdico
de contemplar
cómo lo bello se hace mentira
a poco que alguien se recree en su goce.
Se te dio, poeta, el dolor de saber
que, al cabo, de nada sirve tu palabra.
Es la poesía, y no tú, poeta,
la que resiste al tiempo.
Morirás, poeta,
aunque tuyos sean ahora
el color, el sabor, el tacto… la poesía.
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