Rolando Hanglin
No son horas.
La clase media argentina, tradicional reserva de talentos
que ha producido a Domingo F. Sarmiento, a Juan B. Alberdi, a Juan B. Justo, a
René Favaloro, a Luis Sandrini, a Ricardo Lorenzetti, a Gerardo Sofovich, debe
buscar en sus entrañas y lanzarse a una profunda mutación.
De vuelta al estudio, el trabajo, el ahorro. Como ha
sido siempre, antes.
Los adolescentes no tienen ninguna necesidad de
bailar. No es uno de los derechos humanos. La prueba está en que, si se le
impide dormir a una persona, enloquece y muere. En cambio, se lo deja sin
bailar y sigue contento y feliz. No pasa nada.
Si los teenagers quieren reunirse, pueden
hacerlo en las casas de familia, como ha sido siempre. Con la música bajita,
porque los vecinos descansan. Sin fumar ni beber. Hasta las doce de la noche. Y
después, a dormir. ¿Cuál es el problema? Dormir es sano y necesario, porque
mañana hay que levantarse a las 8 para jugar al rugby, o al hockey, o al
fútbol, o repasar una materia. Como ha sido siempre y como sigue siendo en
países serios como Canadá, Japón o Inglaterra.
¿Que la industria de la noche es un negocio lícito y
produce ganancias importantes? Perfecto, que los señores de la noche hagan su
negocio, como hasta ahora. Pero sólo para adultos. Que llegan en su auto y, si
quieren, con su chofer. Por mí pueden emborracharse hasta quedar catatónicos:
pero entre cuatro paredes y siendo mayores de 21 años. En la calle y manejando:
no.
Nuestros hijos no deberían alquilar una Combi (en
realidad, la pagamos nosotros) para llegar al boliche a las 2 de la mañana con
la sagrada misión de "cagarse de risa" hasta las 5 y media. Es una
locura. Es tentar a la desgracia. No lo permitamos.
La verdad que no confesamos es que nuestros hijos de
15 años salen de noche y beben aunque esté prohibido, porque existen
"salones de fiestas" que son discotecas encubiertas, y en nuestro
medio es fácil burlar la ley. Sobre todo si los padres no sabemos decir que no,
cuando nuestros encantadores mocosos nos rezongan que "todos tienen
permiso", "todos van", "todos lo hacen", "soy el
único tarado", "soy la única pavota". Entonces, todos los
viernes y sábados hay un cumpleaños, una despedida, un fin de curso, un
recital, una fiesta del colegio tal o del liceo cual. En resumen, los
adolescentes borrachos y circulando por las rutas hasta el amanecer.
Los "viajes de egresados" son un invento
maldito. Primero: los chicos no han egresado de ninguna parte. Apenas acaban de
terminar malamente un año, y deben rendir materias. No están egresando. No
tienen por qué viajar. Y menos a Bariloche u otros sitios, lejos del control de
sus padres, con el exclusivo propósito de producir aturdimiento, ebriedades,
desórdenes sexuales y destrozos en los hoteles. ¿Cuál es la idea y quién la
instaló?
La verdadera fiesta de egresados es, originariamente,
un hecho institucional: se trata de un acto en el cual los alumnos que terminan
su secundario presentan a sus familias, reciben sus diplomas, se despiden del
colegio y, a veces, bailan. Todo supervisado por el rector y los profesores.
Punto.
La nocturnidad adolescente es una creación siniestra
que lleva la marca argentina en el orillo, porque ninguna sociedad del mundo la
permite. Ni los católicos, ni los socialistas, ni los neoliberales, ni los
protestantes... ¡No hablemos de los islámicos!
Mediante la nocturnidad, hemos establecido que los
jóvenes se van de sus casas, después de descansar un rato, a las dos de la
mañana. Llegan como pueden a las proximidades de una discoteca. Por lo general,
están borrachos al arribar a la puerta, debido a la simpática
"previa". En esas largas filas de espera, hay chicas que venden
"petes" o "besos por un peso", para pagar la entrada, otras
que exhiben el documento de la hermana mayor para que las dejen pasar, y no
faltan los muchachitos que vomitan en la vereda o caen desvanecidos.
Frecuentemente, se pegan e insultan. A la salida, en la desbandada del
amanecer, ocurren las desgracias.
De la juventud del "amor y paz", sonrisas
alucinadas, pies descalzos, un porrito, el sonido de voces y guitarras, el sexo
libre (pero sano y sin violencia) hemos pasado en pocos años a esta cabalgata
de barras bravas, haciendo "pogo". Sin embargo, son las mismas edades
adolescentes, con las mismas caras puras y cuerpos vírgenes. ¿Cómo fue? ¿Cómo
hicimos la metamorfosis de "una chica moderna" a "un gato"?
Naturalmente, a la madrugada, los padres yacen
desmayados en sus camas. Hoy día se trabaja mucho. No se les puede pedir a papá
y mamá que arranquen el auto o pidan un remise a las 6 de la mañana para salir
a campear a los hijos e hijas por los inmensos bailables del conurbano.
Físicamente, no pueden. Se ha creado así un mundo aparte, un universo de
adolescentes completamente separados de sus familias. El mundo del alba es uno,
el de la noche es otro. Los chicos viven de noche y duermen de día. Duermen en
el colegio, en la playa, en la iglesia y en sus casas. Duermen, duermen,
duermen. Cuando despiertan, se sientan frente a la computadora, frotándose los
pelos, a leer disparates, o se aferran al celular para enviar mensajes de texto
donde todo se escribe sin hache y sin acento.
Cuando nosotros no estemos: ¿De qué van a vivir estos
adolescentes, que a los treinta años todavía están meditando sobre "cual
es mi verdadera vocación"? ¿Cómo se ganarán el pan, vendiendo drogas?
Hemos hecho un estropicio. Nosotros, los padres de
clase media.
Dicen que toda persona tiene derecho a poseer un
sueño. Yo, por de pronto, tengo el mío. Una juventud sana, que salga del ruido,
la noche, la droga, la ignorancia y lo "divertido". Que se entregue
al día, al silencio, al estudio, al deporte, a la cultura, a la familia.
Alguno me dirá que este es el mismo ideal de "Mi hijo el dotor", que
escribió Florencio Sánchez en 1930.
Sí, es lo mismo. ¿Alguien tiene una idea mejor?
(Dedicado a la memoria de Florentino Sanguinetti, severo profesor y respetado rector de un gran colegio).
Publicado en La Nación.
Buenos Aires.
Los míos vuelven temprano Miss Musa, sus mujeres los tienen a los tiros...R.
ResponderEliminarSin comentarios...
EliminarBuen humor en la mañana !!
es verdad! es un invento argentino eso de la nocturnidad....hay pueblos en el interior de nuestro pais en donde los jovenes llegan a los boliches recien a las 2 0 3 de la mañana...hablo de Cordoba...en Entre Rios, en algunos pueblos o ciudades lo hacen a las cuatro de la mañana...parece cosa de locos. Sólo en este pais. Pues como bien dice arriba en el articulo,en los paises más organizados, los jovenes tienen horarios bien diferentes y se cumplen a rajatabla. He visitado algunos de ellos y sé de que se esta hablando. Es la pura verdad . R.U.
ResponderEliminarSupongo que es un ' invento argentino', algo que a mi juicio no es para enorgullecernos, pero ahí está y así estamos. Gracias R.U ! siempre presente...
ResponderEliminarahora inventamos el voto a los 16....en el 2015 votarán los perros; era el chiste en mi facebook !
ResponderEliminarAnónimo Veneciano.
No hay que ser tan negativos A. Veneciano ! Eso si me temo que con con el voto de los chicos se llevarán un buen susto. Espero que no anulen los comicios.
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