Premio Konex de Brillante
En el 66, Sábat llegó a la Argentina. Tenía 33 años y unas ganas inmensas de desarrollar sus capacidades, pero también de demostrar todo su potencial. Y no falló: en La Opinión, Primera Plana, Atlántida y desde 1973 en Clarín, maravilló con sus dotes únicas para la caricatura política. Desde aquel momento, jamás paró. Con casi 30 libros publicados, es muy fácil reconocer cuándo un dibujo es de Sábat. Sus trazos arremolinados y desprolijamente certeros se han vuelto un sello inimitable. Cuando comprendió que Buenos Aires iba a ser su lugar en el mundo, allá por 1980, se nacionalizó argentino. Para las décadas siguientes le llovieron los premios, entre ellos el Premio Konex y un Diploma al Mérito otorgado por la misma fundación en 1982. Este año se repitió.
Hoy preside la
Fundación Artes Visuales (la cual creó en 1982) y enseña dibujo, pintura,
grabado e ilustración en su taller de Monserrat, además de realizar esas
excéntricas y ácidas obras para el diario, que tanta repercusión han generado,
otorgándole amantes y detractores. Aunque arriesgado, nunca ha sido
fácil.
"Miro mis dibujos en la dictadura y pienso que es un milagro estar vivo", dijo en una entrevista, refiriéndose a la caricatura que hizo de Videla cuando estaba prohibido dibujarlo. Incluso en democracia, muchos políticos se mostraron enojados con sus trabajos: la mismísima Cristina Fernández de Kirchner, por ejemplo.
"Miro mis dibujos en la dictadura y pienso que es un milagro estar vivo", dijo en una entrevista, refiriéndose a la caricatura que hizo de Videla cuando estaba prohibido dibujarlo. Incluso en democracia, muchos políticos se mostraron enojados con sus trabajos: la mismísima Cristina Fernández de Kirchner, por ejemplo.
Un mes atrás, Sábat estaba sobre el escenario recibiendo el galardón en el rubro humor. Junto a su elegancia —portaba saco oscuro, corbata azul— en la entrega de los Premios Konex, lo acompañaban los colegas también agasajados: Ingrid Beck, Martín Bilyk, Alejandro Borensztein y Pedro Saborido. Magdalena Ruiz Guiñazú, presidente del jurado que definió la selección, les entregó el premio en mano. Pero ahora, la noticia fue aún mayor. Si ya bastaba con ser reconocido como uno de los grandes humoristas en el periodismo de los últimos 10 años, destacar su nutrida trayectoria con nada más y nada menos que el Konex de Brillante completa el merecido homenaje a un artista que sabe leer como nadie, desde el humor, la actualidad argentina.
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