Solo dame una razón
Loreto Sesma
Si nos da miedo el amor,
es porque hubo una vez nos hicieron daño,
o incluso dos.
Y cuando a la tercera,
cuando en teoría va la vencida,
lo que ocurrió es que realmente nos dimos por vencidos.
Así que no juzgues a alguien por lo que quiere
o deja de querer,
porque a lo mejor tiene el corazón hecho añicos
y unas cicatrices en su piel que no se irán,
por mucho tiempo que pase.
El amor es ese tren que no es que no espere,
sino que atropella.
Pero es dirigido por alguien por quien te habrías tirado
a las vías una y otra vez.
Por eso no vuelve a pasar,
porque cada amor mata.
Y la ilusión del siguiente es lo que resucita,
y por eso hay quien dice que si no has muerto por lo menos siete veces en vida
es que no has vivido nada.
Hay que tener un par de cojones
y mucho
pero que mucho coraje para enamorarte,
porque aquel que te sonríe
es el mismo que una mañana te dejara las sabanas frías
y un hueco imposible de llenar en tu cama.
Hay que ser valiente para querer enamorarte de alguien,
aún sabiendo que será el poema más bonito,
pero también el más jodido de escribir cuando todo se apague.
Tienes que ser un jodido héroe
para ser capaz de salvar la sonrisa de alguien
cuando esté naufragando en lágrimas
y todo su mundo se haya reducido a un mar
de donde no hay posibilidad de rescate,
pero llegues tú y le digas:
Mira,
no se si ira todo bien,
pero si te ahogas,
te prometo que lo haremos juntos.
Imbécil es lo que eres si pones tu canción favorita
pensando en esa persona,
porque luego cuando la escuches,
toda partitura,
palabra,
sílaba
y sonido
será un recuerdo llamando a tu puerta.
Así que te pido que tengas mucho cuidado.
Te dirán que el amor solo tiene un final posible
y es el olvido.
Pues olvídales tú a ellos.
Verás a tu alrededor
historias rotas y escritos como este.
Qué te sirvan de motivo
para demostrarnos que todo es posible.
Huye de quien te diga como vivir,
porque ni el ni nadie
tenemos ni puta idea de como hacerlo.
Y arriésgate,
porque echar de menos
es como si el corazón dijera:
Oye, me rindo,
a mí no me jodes más.
Y yo no es por joder,
pero si ensuciamos tanto la palabra amor,
si creemos que sabemos querer,
es por gente como tú.
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