‘Salvator Mundi’, de Leonardo da Vinci, la obra más cara de la historia
Sandro Pozzi
La última obra
de Leonardo da Vinci en
manos de un coleccionista privado, propiedad del oligarca ruso Dmitry
Rybolovlev, se subastó este miércoles 15 en Christie´s por una cifra récord de
450,3 millones de dólares. Salvator Mundi es
una obra excepcional, hasta el punto de que los especialistas se refieren a
ella como el Santo Grial en el mundo del arte. No solo más que duplicó los
casi 160,9 millones de euros desembolsados hace dos años por Mujeres
de Argel, de Pablo Picasso, el récord hasta ahora en una subasta, sino que
también superó ampliamente los
cerca de 255 que pagó en privado el financiero Kenneth Griffin por Interchange,
de Willem de Kooning y los 178 que le sirvieron a un emir de Catar para hacerse
con Nafea Faa Ipoipo (¿Cuándo te casarás?) de Paul Gauguin.
El óleo que muestra a Jesucristo como salvador del mundo es el mayor
redescubrimiento artístico del siglo XXI. Que se sepa, hay menos de 20
tablas creadas
por el genio renacentista italiano que han sobrevivido al paso del
tiempo. Esta emergió en 2005, tras un hiato de varias décadas. La obra data de
1500 y durante décadas se pensó que había sido destruida. “Es un testamento de
la relevancia que sigue teniendo su pintura”, valora Loic Gouzer, de la casa de
subastas Christie's.
La noche arrancó
suave con una obra de Adam Pendleton. Al cuarto de hora llegó al lote 9B, en
medio de una gran expectación. La puja del Da Vinci comenzó en 70 millones de
dólares . Se tomó un pequeño respiro en los 100 millones,
como si estuviera tomando fuerza antes de la remontada. En tres minutos llegó
a los 200 millones. La puja se prolongó durante 19 minutos. La batalla la
libraron dos compradores anónimos que hicieron sus apuestas por teléfono. El
martillo cayó en los 400 millones a lo que hay que sumar la comisión.
Salvator Mundi se
pintó en el mismo marco temporal que la Mona Lisa. La composición es muy
similar y son un perfecto ejemplo del misterio que rodea su trabajo. Su
historia también es extraordinaria. La pintura decoró la estancia privada de
Henriqueta María de Francia, esposa del rey Carlos I de Inglaterra, en el
palacio en Greenwich. Desapareció tras ser subastada en 1736. Sir Charles
Robinson la compró en 1900 pensando que era un trabajo de un discípulo de
Leonardo.
La obra maestra de
Da Vinci quedó de nuevo en el olvido, perdida entre otros trabajos artísticos
que integraban su colección. La pintura, que había sido manipulada, fue
consignada a la casa de subastas Sotheby´s para su venta en 1958. Se pagaron
por ella 50 millones de euros. Volvió a desaparecer hasta que re emergió en una
pequeña subasta hace 12 años. El redescubrimiento
movilizó a expertos en el trabajo de Leonardo, que certificaron su autenticidad.
Batalla legal
La pintura fue
presentada al mundo en 2011, en el marco de una muestra dedicada al artista en
la Galería Nacional de Londres. Su propiedad está rodeada de controversia.
El magnate
ruso Dmitry Rybolovlev, patrón del club de fútbol AS Mónaco, pagó 108,3
millones de euros cuando la adquirió en 2013. La obra es, además, una de las
que protagoniza la pelea judicial entre el millonario ruso y el corredor de
arte suizo Yves Bouvier: el primero acusa al segundo de estafarle inflando en
hasta 1.000 millones los precios de unas 40 obras de arte que ha ido comprando
a lo largo de muchos años.
El precio final
pagado por Salvator Mundi puede, por tanto, tener implicaciones
legales en el proceso que Rybolovlev libra
con Bouvier. La casa de subastas evitó entrar a comentar sobre el litigio y se
limitó a pedir que la atención se concentrara en su valor artístico
excepcional. Para atraer la atención de los coleccionistas, viajó antes por
Hong Kong, Londres y San Francisco.
Salvator Mundi es
la gran estrella de la semana de subastas de otoño que se celebra en Nueva
York. Inspirado en el genio del Renacimiento, salió a la venta una obra
gigantesca de Andy Warhol en la que replica 60 veces la célebre La Última
Cena de Leonardo da Vinci, que se subastó la misma noche. Christie's
buscaba así acentuar el “efecto Vinci”.
Cultura popular
El monumental
trabajo, que creó un año antes de morir y se ofrecía por primera vez en una
subasta, es un ejemplo de la gran serie del período final del artista. Warhol,
profundamente religioso, hizo más de un centenar de variaciones diferentes de
la obra de Da Vinci. La Última Cena de Leonardo no solo se convirtió
en un canon en la historia del arte, también forma parte de la cultura popular.
Christie´s y
Sotheby´s buscan cerrar la semana con unas ventas combinadas por valor de 1.360
millones de dólares, con obras de Léger, Picasso, Monet, Miró o Degás. El lunes
arrancó con el óleo Labourer dans un champ de Vincent van Gogh,
vendido por 69 millones. Data de 1889, un año antes de su muerte. Se quedó muy
cerca del récord de 70 millones que tiene el artista con su Portrait du Dr.
Gachet.
Algo más de esta venta:
El arte de vender ‘leonardos’ como si fueran ‘jeff koons’
Miguel Ángel
García Vega
El planeta Leonardo da Vinci es un cuerpo celeste que orbita ajeno a las leyes de la atracción gravitacional. Las verdaderas fuerzas que lo hacen rotar son impensables sumas de dinero y la persistencia del mito. La venta del Salvator mundi (1506-1513) del genio florentino en Nueva York, el pasado miércoles, por 382 millones de euros, retrata las singulares costuras que estos últimos años entretejen el mercado del arte.
Las estrategias de marketing, las redes sociales y la comunicación se han convertido en el verdadero bastidor que soporta el lienzo. La tabla de Leonardo ha viajado hasta Hong Kong, Londres y San Francisco. Un tour de miles de kilómetros en busca de compradores, sobre todo de Oriente Medio y Asia. Ha viajado, infatigable, como una estrella de rock. Poco importa la fragilidad del cuadro.
Después de 500 años y de restauraciones muy deficientes y repintes, la obra ha sufrido mucho. Se vio en su estreno en sociedad en la exposición monográfica que la National Gallery de Londres dedicó al genio en 2011. “La pintura está absolutamente muerta”, escribió Jerry Saltz, crítico de la revista New York Magazine. “Su superficie es inerte, lívida y repintada tantas veces que parece al mismo tiempo vieja y nueva”. Leonardo utilizó una tabla de nogal que tenía un nudo. En 1600, empezó a combarse. Además, fue atacada por gusanos que horadaron la madera. Solo las manos son aún soberbias. El orbe de cristal de roca que sostiene el Salvador, y que simboliza el cosmos, fue pintado con esmaltes y veladuras. Un efecto mágico hoy perdido. “Está en muy mal estado y tiene una presencia moderna. Yo no la hubiera comprado”, admite uno de los más prestigiosos conservadores de pintura antigua de España, que ha visto la obra.
Frente a las adversidades, Christie’s (la sala de subastas que remató el cuadro) jugó bien sus cartas. Hizo algo excepcional. Colocó la pintura, seguramente, por exigencias del vendedor, el magnate ruso Dmitry Rybovlev, en la puja de contemporáneo. “En una subasta de arte antiguo no hubiera alcanzado ese precio. Porque los coleccionistas miran de otra forma. Pero en contemporáneo hay mucho dinero nuevo para una tabla que en su día debió de ser maravillosa”, analiza Juan Várez, coleccionista y antiguo consejero delegado en España de Christie’s.
Pese a todo, el resultado ha sido el vértigo. Por primera vez un maestro antiguo superó los 100 millones de euros en subasta. Algo que sí han logrado 12 pinturas de otros períodos históricos.
Sometidos los genios del pasado a las mismas estrategias de marketing que los artistas contemporáneos, el mercado revive. “Ese precio es una buena noticia para nosotros”, reflexiona Jorge Coll, codirector de Colnaghi, uno de los principales marchantes de arte antiguo del mundo. “Si se logran esas cifras, volverán a salir al mercado obras como el leonardo y se repetirá lo que vivimos el miércoles”. El reto es conectar nuestro tiempo con las demandas de los coleccionistas. “En esta subasta hemos aprendido que quieren obras maestras, calidad excepcional e imágenes potentes”, desgrana Guillermo Cid, miembro de Christie’s. Eso sí, el comprador (pronto se sabrá quién es) tendrá muy difícil revender la tabla con beneficios.
La más rara
Da igual. La fuerza de atracción del maestro resulta muy poderosa. Salvator mundi es el último leonardo en manos privadas que se conoce. Aunque también es más cosas. “Es la más rara y la más importante pintura que ha aparecido en el mercado del arte en el último siglo”, apunta por correo electrónico Robert Simon, uno de los principales expertos en el artista. “Y si es un leonardo ¡desde luego vale 400 millones!”. Es tal la recompensa que varios presuntos leonardos pugnan por ser aceptados. Al menos dos consorcios, uno de ellos español, tienen obras, cobijadas en puertos francos (almacenes de alta seguridad donde se elude el pago de impuestos), que quieren atribuir al maestro. “Conozco un buen número de atribuciones. Algunas son piezas relativamente cercanas al genio otras son, simplemente, ridículas. Leonardo pintó unos 20 cuadros y pocos se han perdido. No creo que haya muchos ahí fuera esperando a ser descubiertos”, aventura Martin Kemp, quizá la principal autoridad en el artista del mundo. Pese a todo, sus propietarios tiran los dados. La diferencia que existe entre que la obra sea de uno de sus discípulos (Boltraffio, Marco d’Oggiono, Melzi) o de la mano del genio resulta inmensa. La que separa 40.000 euros de 400 millones; la que transcurre entre el aprendiz y el mito.
Más: https://elpais.com/cultura/2017/11/16/actualidad/1510837163_137740.html
Otra mirada: https://www.nytimes.com/es/2017/11/17/ese-da-vinci-costo-450-millones-de-dolares-pero-no-es-la-mona-lisa/?
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