Averigüe si su gato le quiere tanto como lo haría un perro
Carolina Pinedo
"Si lo llamo, ni me
mira". "Cuando le acaricio, se lame todo el cuerpo, como si lo
acabara de ensuciar". "Cada vez que lo quiero agarrar, huye
despavorido". Son lamentos habituales de personas con gatos, que aman a
sus felinos pero no encuentran en ellos la reciprocidad esperada, al menos
según los cánones populares. El motivo es que los códigos de comunicación de
los gatos son muy distintos a los de la otra popular mascota, el perro. Es
cuestión de observarlos detenidamente. Pero, para los despistados, desplegamos
el traductor de gestos amorosos gatunos: 14 señales inequívocas de que su gato
le quiere (aunque le arañe de vez en cuando).
1. Se tumba en el sofá junto a
usted. No se engañe: el gato es un animal social, aunque en menor medida que el
perro. Pero siempre encontrará un rato para sentarse, furtivamente, en el sofá
junto a usted. Cuando no lo haga, respételo. "El gato necesita sus
momentos de soledad”
2. Le da golpecitos con la
cabeza. Es su contacto físico favorito. Como el de Rubi, de 12 años, que
reclama así la atención de su joven dueño, David, de 18: “Cuando estoy en
el sofá, le gusta acurrucarse en mis piernas o ponerse a mi lado, me da
topetazos con la cabeza para que le acaricie y ronronea”. Los veterinarios y
conocedores del comportamiento felino, aseguran que ese tipo
de comportamiento por parte de los gatos es social y tiene como finalidad mostrar
hacia la persona a la que va dirigido sentimientos como la aceptación, el apego
y el amor.
3. Le mira y maúlla. Los perros
no tienen la exclusiva de expresarse verbalmente con sus ladridos frente a
ciertos estímulos. Los gatos también lo hacen. "Son capaces de emitir
alrededor de una veintena de vocalizaciones diferentes (maullido, ronroneo,
bufido), según requiera el contexto comunicativo”, explica Belén Montoya,
veterinaria, especialista en gatos y miembro de la Sociedad Internacional de
Medicina Felina (ISFM,
por sus siglas en inglés).
4. Ha aprendido a no arañarle.
Aunque a veces se le escape, habitualmente no usa su piel para hincar las uñas.
Agradézcaselo. Porque los gatos son muy rutinarios; y cualquier cambio les
estresa, les hace perder los nervios. No es tan fácil enseñar a un gato a que
no arañe como a un perro que no muerda, según dicen los expertos.
5. Huye de los invitados. Eso
quiere decir que a usted le quiere y al resto de los humanos no. Con un poco de
suerte, puede que a menudo se tumbe panza arriba para que usted le acaricie el
abdomen.“Se trata de una postura de máxima vulnerabilidad para un felino, que
es un depredador, así que si te permite acercarte en esa circunstancia, es que
gozas de su completa confianza y aceptación”
6. Se enrosca entre sus piernas.
Los felinos resultan expresivos con sus gestos faciales, posturas corporales y
contoneos acrobáticos y seductores. Así lo hace Miu, un gato blanco y negro, de
4 años, cuya dueña, Montse Paredes, define como “muy cariñoso”. Sí, existen. Y
estos felinos caminan sinuoso al lado de sus dueños y les rozan los tobillos,
demostrando así su cariño gatuno.
7. Si vuelve de un viaje, le
espera junto a la puerta. Los dueños que se ausentan unos días del hogar
aseguran que a su regreso notan que su gato les ha echado de menos. Un gesto
para demostrarlo es estar al lado de la puerta cuando se llega a casa. “Los
felinos, aunque son independientes, lo pasan mal en nuestra ausencia, porque
son animales sociales y ritualistas”.
8. Mantiene los bigotes
perpendiculares al hocico en su presencia. Lejos de resultar animales
impasibles, los gatos son expresivos con su cara. Es cuestión de detenerse y
mirar. "Si sus ojos permanecen redondos, cerrados o entornados, las orejas
relajadas y los bigotes o vibrisas perpendiculares a su hocico, es que se
encuentra a gusto”, describe Villén.
9. Ronronea cuando usted está
cerca. Desmentidos los poderes curativos del ronroneo, toca rendirse ante su
poderío amoroso. Si un felino emite esta vibración cuando está con su dueño
significa que se encuentra en calma. Es el momento de acariciarle y
corresponderle con caricias y mimos, como recomienda el Miguel Ibáñez,
veterinario experto en comportamiento animal.
10. Le amasa con sus zarpas. Los
felinos son animales muy olfativos. Dejan su rastro oloroso y captan las
feromonas (partículas de olor) de personas y otros animales. Tres de las partes
del cuerpo del gato que tienen la capacidad de dejar rastro olfativo son las
almohadillas de sus patas, los pómulos y la barbilla. Por ello, cuando el gato
mulle el regazo de su dueño con las zarpas delanteras, “le marca con su olor,
para que quede claro que forma parte de su territorio y le quiere a su lado”,
según explica la etóloga Helena Bat.
10. Le da un lametazo cuando se
está acicalando. Los gatos son limpios por naturaleza. Les gusta acicalarse con
su lengua áspera que arrastra suciedad y pelo sobrante. “El aseo felino es un
momento de relajo y si, además, comparte ese momento de intimidad con su dueño
es que siente apego por él. Sobre todo, si le regala algún que otro lametazo,
que en el lenguaje gatuno podría equivaler a un abrazo humano”, comenta Bat.
12. Mueve la cola lentamente en
su presencia. Los animales que tienen cola la utilizan como estandarte de
comunicación y el gato lo hace a su manera para expresarnos su aceptación y
apego: con movimientos lentos y sinuosos. Ocurre lo contrario cuando da
rabotazos enérgicos y rápidos, que indican que está nervioso o alterado (al
revés que en el caso de los perros).
13. Arquea el lomo cuando es
acariciado. Vale, puede que le cueste horrores llegar a rozarlo, pero a veces
sucede: el felino se relaja y usted se lanza a masajear su lomo. Entonces se
sorprenderá ante la elasticidad del animal, cuya espalda se arquea de forma
casi acrobática. "Me encanta que me acaricies, no pares", le sugiere.
Aproveche: porque pueden que pasen meses hasta que se vea en otra igual.
14. Le hace ofrendas animales.
Los felinos son hábiles cazadores y les gusta hacer alarde de ello con las
personas que quieren y forman parte de su territorio. “En ocasiones, pueden
cazar algún pájaro o encontrar un animal muerto y dejarlo en casa como regalo a
sus dueños. Para los felinos se trata de una ofrenda amorosa”, aclara Helena
Bat.
No todos son pardos
Cada felino es diferente, como en
el caso de los perros. Los hay más y menos apegados, cariñosos y amorosos con
sus dueños. Así lo corroboran los veterinarios del Grupo de Estudio de Medicina
Felina: “Los gatos adultos y los gatitos muestran una considerable variación a
título individual en cuanto a su simpatía hacia los humanos, tanto a los de la
familia como a los desconocidos, e incluso entre los que son de una misma
camada pueden darse diferencias notables. Uno podrá ser tímido y retraído, otro
confiado y se pondrá a explorar la habitación, mientras que un tercero buscará
la compañía de los humanos”.
Los gatos tienen fama de
distantes y desapegados con sus dueños. “El comportamiento social de los perros
es más similar al de las personas que en el caso de los gatos, que tienen
relaciones menos basadas en la sumisión”, explica la veterinaria y experta en
felinos Belén Montoya. Un gato es menos manejable y previsible en sus
reacciones, “pero el hecho de que no haga en todo momento las cosas cómo y
cuándo nosotros deseamos, no significa que no nos quiera. Simplemente, se
relaciona y expresa de una manera distinta”, añade.
Conocedores de los gatos,
consideran infundadas las conclusiones científicas que afirman la falta de vínculo
afectivo entre gatos y personas. “Entre otras cosas, porque se suele cometer el
error de comparar el comportamiento social de los perros y los gatos y no
tienen nada que ver, ya que funcionan con códigos diferentes que hay que
observar, comprender y descifrar”.
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