La guerra arrasa el patrimonio
histórico yemení
Miguel Ángel García Vega
Varias personas buscan supervivientes entre los restos de los edificios destruidos
por los bombardeos en Saná. EFE.
Arde el cielo y abrasa la tierra
en el Yemen. Entre
medias se pierden vidas humanas y un patrimonio milenario. Los ataques
de la coalición liderada por Arabia Saudí junto a los de los grupos afines a Al
Qaeda y el autoproclamado Estado Islámico (EI) han dañado y destruido 47 sitios
arqueológicos yemeníes. La cifra y la voz de alarma proceden de la
Organización General de Antigüedades, Museos y Manuscritos (Goamm,
por sus siglas en inglés).
La ciudad amurallada yemení de Shibam, conocida como el 'Manhattan del desierto',
por sus impresionantes torres, ha sufrido graves daños en la guerra.
Este terrible daño, como explica
el periódico The
Art Newspaper, ha pasado mudo frente a lo ocurrido en el norte de Irak o
Siria, pero la tragedia es de las mismas dimensiones. De hecho, la
contabilidad de esta barbarie deja un panorama yermo. En ella se incluye
la destrucción total o parcial de tres sitios declarados Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco: Saná, Zabid (antigua capital de Yemen en los siglos
XII y XV) y Shibam. Esta última es conocida con el apodo del Manhattan
del desierto por sus impresionantes torres construidas en el siglo
XVI. A esta pérdida se suman los destrozos que ha sufrido la mezquita de Qubbat
al Mahdi en la capital Saná. Un ataque suicida del Estado Islámico en junio
pasado ha causado enormes desperfectos en el monumento religioso.
Imagen de la ciudad vieja de Saná, capital del Yemen, antes de la guerra. Fotografía:
© UNESCO / Maria Gropa.
Sin embargo esta destrucción está
pasando silenciosa en occidente. ¿Las razones? Primero, el país queda muy
lejos y segundo es una de las naciones más pobres de la tierra. Por si no fuera
suficiente es un Estado fallido. Bajo este paisaje ¿cómo puede proteger y
defender Yemen un patrimonio que además es poco conocido y está infravalorado? Tanto
es así que “no
tiene llamativas antigüedades clásicas como si posee Palmira [en Siria]”,
apunta Samir Abulac, presidente del Consejo Internacional de Monumentos y
Sitios (ICOMOS) en The Art Newspaper. También es cierto que parte de
esta destrucción procede, desde mayo de 2015, de la coalición prooccidental que
lidera Arabia Saudita. Sus ataques aéreos de castigo contra los rebeldes
houthis, que han derrocado al presidente en ejercicio, Abdrabbo Mansur Hadi,
contribuyen, se quiera o no, al desastre. “En tiempo de guerra las fuerzas
militares no prestan atención al valor del patrimonio de un yacimiento si
consideran que es necesario bombardearlo”, reflexiona Abulac. Además algunos
enclaves arqueológicos tienen valor estratégico para los houthis, lo que añade
fuego a la gasolina. Este es el triste razonamiento que explica la destrucción
el pasado junio de un tesoro: la fortaleza medieval de Al
Qahera en Taiz. Idéntico final tuvo un mes antes, en mayo, el Museo
Regional de Dhamar, que quedó convertido en cascotes. En ese caos de
escombros se recuperaron unos 700 objetos. Eso sí, la justificación de
Arabia Saudí fue que los rebeldes escondían allí armas. Algo complicado de
entender teniendo en cuenta que había vigilancia en las salas las 24 horas del
día.
La fortaleza medieval de Al Qahera, en el suroeste del país, fue destruida el pasado junio
por la aviación saudí. Fotografía: AP.
Al menos 47 sitios arqueológicos han sido dañados o destruidos en la guerra del Yemen.
Uno de los más afectados es la ciudad de Saná (la imagen fue tomada en 2004).
Fotografía: © UNESCO / Francesco Bandarin.
Sea como fuere esta destrucción
tiene que terminar. Ya se ha perdido demasiado.Como
el yacimiento de Baraqish, cuyo templo y murales habían sido restaurados
hace poco. Por ahora, y para la esperanza, surgen algunos compromisos. “Después
del primer bombardeo de la ciudad antigua de Saná, los saudís prometieron no
empezar otra vez. Pero lo hicieron. Sin embargo desde hace varias semanas no ha
habido nuevas destrucciones en la ciudad vieja. Y espero que continúe este
respiro”, relata Nagi Thowabeth, director de la Organización General para la
Preservación de los Yacimientos Históricos en Yemen (GOPHY, según sus siglas
inglesas).
Porque en este terrible juego de destrucción pierde la historia, pierde la vida y pierde el patrimonio de toda la humanidad. O sea, de todos nosotros.
Porque en este terrible juego de destrucción pierde la historia, pierde la vida y pierde el patrimonio de toda la humanidad. O sea, de todos nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario