viernes, 18 de marzo de 2016

TESOROS PERDIDOS...





Tesoro expoliado de arte etrusco

 





Detalle de una de las numerosas piezas de terracota recuperadas.


Durante 15 años un tesoro de arte romano y etrusco ha estado escondido en el puerto franco de Ginebra. Los Carabinieri italianos, tras dos años de investigaciones y en una operación conjunta con la policía suiza, han descubierto 45 cajas que contienen frescos de Pompeya, bajorrelieves, vasijas de terracota y vasos decorados. Pero de entre todas las piezas destacan dos valiosísimos sarcófagos etruscos (siglo II a.C) de tamaño natural que representan a un anciano y a una joven, ambos reclinados.
Las piezas darían para un pequeño museo y se cree que la mayoría, si no todas, han sido expoliadas sobre todo de tumbas que se encontraban en la antigua ciudad etrusca de Tarquina, en las colinas al norte de Roma. 

Detrás de este aparente expolio estaría, según el periódico británico The Telegraph, el marchante inglés —hoy a sus 75 años ya retirado— Robin Symes. Un personaje controvertido y complejo que ha generado serios problemas a más de una institución. De hecho, el museo Paul Getty (Los Ángeles), el Metropolitan (Nueva York) y el Instituto para las Artes de Minneapolis han tenido que devolver obras compradas a través de la intermediación de Symes ante las sospechas de que podían proceder de excavaciones ilícitas.




Sarcófago etrusco que muestra a una joven reclinada



En el caso de este inesperado descubrimiento, los expertos italianos están convencidos de que “las piezas proceden de prospecciones ilegales, la mayoría perpetradas en necrópolis del antiguo territorio etrusco, lo que hoy son las regiones del Lazio y la Umbría”, señalan fuentes de la investigación que cita The Telegraph.
Esta historia se mueve desde el presente hacia el pasado, y deja algunas preguntas. ¿Cómo ha llegado hasta allí este conjunto de piezas únicas? ¿Qué hacían almacenadas durante 15 años más de cuarenta cajas? ¿Por qué nadie las reclamó? El origen de todo se encuentra en un accidente mortal en Italia.
En 1999, durante unas vacaciones en la Umbría, Christo Michaelides, heredero de una de las principales fortunas navieras griegas, y amante de Robin Symes, tropieza en unas escaleras y fatalmente se mata. Comienza entonces una pelea legal en Inglaterra entre la familia de Michaelides y Symes por la mitad de la empresa a través de la cual operaban: Robin Symes, Ltd. El experto en antigüedades sostiene que su amante era solo un empleado y que no tenía participación real en la firma. En aquella época el marchante vivía en Ginebra, con lo que seguramente aprovechó ese tiempo para ocultar las cajas con las obras en el puerto franco de la ciudad. Era una forma de proteger sus bienes si el juicio le era adverso. Así fue. El tribunal le condenó a pagar cinco millones de libras. No pudo afrontar la deuda y se declaró en bancarrota.

Valiosísimo sarcófago etrusco de un anciano recostado

Sin embargo, para proteger lo aparentemente expoliado, no dudó en mentir al tribunal. Aseguró que tenía cinco almacenes donde atesoraba las antigüedades, cuando en realidad eran 29 repartidos por Londres, Nueva York y Suiza. También mintió sobre dos negocios que había hecho, engañando al juez acerca de los beneficios que había conseguido a través de ellos. El magistrado consideró que había cometido “un serio y cínico desprecio al tribunal” y había “contado numerosas mentiras estando bajo juramento”. Fue condenado a dos años de cárcel, pero solo cumplió siete meses. Entre todas las piezas, los dos sarcófagos etruscos son un recordatorio de la belleza del arte y de la obligación de protegerlo.















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