Otra iglesia española es presa del
restaurador bien intencionado
Sam
Jones
La efigie de San Jorge antes y después de la restauración. Fotografía: ArtUs Restauración Patrimonio
Durante 500 años,
la efigie de madera pintada de San Jorge que adorna una capilla en la ciudad
española de Estella ha sido encerrada en una lucha silenciosa contra su viejo
enemigo, el dragón.
Hoy, sin embargo,
el santo enfrenta una batalla diferente gracias a una hazaña de restauración
que ha provocado comparaciones con el infame "Ecce Homo" de Borja y exaspera al alcalde.
Un intento de refrescar la estatua policromada del siglo XVI ha dejado a San Jorge con una cara rosada y una audaz armadura roja y gris. Se cree que la restauración fue llevada a cabo por un maestro de manualidades a pedido de las autoridades parroquiales de la Iglesia de San Miguel. El alcalde de Estella, que se encuentra al suroeste de Pamplona, en la región de Navarra, está exigiendo saber por qué el consejo no fue consultado antes de que el trabajo se llevara a cabo.
"Parece que la restauración ha dejado mucho que desear, y estamos hablando de una obra de arte del siglo XVI, una escultura policromada que necesita mucho cuidado cuando se trata de materiales, ya que se puede perder toda la capa original", dijo Koldo Leoz a la agencia de noticias española Efe .
Leoz dijo que el consejo debería haber sido informado de la restauración planificada para que pueda buscar el consejo del gobierno regional.
Antes
Después
Fografía facilitada por la Asociación de Conservadores Restauradores de España de la escultura de San Jorge,
de la iglesia de Estella, tras su «restauración» - Efe
"Hoy, Estella no está en las noticias debido a su espectacular patrimonio histórico, artístico, arquitectónico o cultural", tuiteó el lunes , sobre una foto del periódico local titulada: "Ecce Homo de Navarra". Está en las noticias, agregó, "debido a las acciones desafortunadas con respecto a una estatua de San Jorge del siglo XVI que se puede encontrar dentro de uno de los templos religiosos más impresionantes de la ciudad".
Hace seis años, los intentos de una mujer bien intencionada de restaurar un fresco del Cristo azotado en una iglesia en la ciudad de Borja, en el noreste de España, se volvieron virales, con sus esfuerzos catalogados como "la peor restauración de la historia"
Sin embargo, Cecilia Giménez pronto se convirtió en una celebridad menor después de que los visitantes acudieron en masa a la iglesia para ver su obra .
El fresco estilo Ecce Homo de Cristo antes y después de la restauración.
Fotografía: Centro de estudios Borjanos / AP
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El Arzobispado de Pamplona ha asegurado hoy, en declaraciones recogidas por Efe, que el párroco de la iglesia de San Miguel de Estella no pretendía restaurar la escultura de San Jorge, sino simplemente "adecentar un espacio que estaba sucio". Por esta razón, explican las autoridades religiosas en su comunicado, el cura encargó los trabajos de pintura que han originado el desperfecto en la escultura policromada de San Jorge. El Arzobispado reitera en sus explicaciones que "en ningún momento" se pretendió realizar una restauración como tal, tarea para la que hubiera sido necesario, alega la Iglesia, el permiso de sus dirigentes.
Después de tener conocimiento de los hechos la semana pasada, el Arzobispado de Pamplona afirma que ya se ha puesto en contacto con la Institución Príncipe de Viana, organismo cultural de la Comunidad Foral de Navarra encargada de restaurar, mantener y custodiar el patrimonio artístico. Técnicos de esta institución realizarán un estudio para comprobar el estado de la obra y ver si es posible su recuperación.
Está por ver si dura tanto en Estella el espectáculo como duró en Borja, cuya grotesca restauración del Ecce Homo a cargo de la abrumada vecina Cecilia Jiménez dio para reportajes en el New York Times y hasta para la composición de una ópera cómica, titulada Behold the man (He aquí el hombre), y multiplicó por miles las visitas al pueblo y al modesto Santuario de Misericordia del pueblo zaragozano, cifras nunca vistas antes por aquellos lares. Cosas de los tiempos virales, sedientos del siguiente gran número fugaz del espectáculo.