viernes, 27 de marzo de 2020

AUTORRETRATO



Francesca Woodman

Fotógrafa.














Francesca Woodman: Sobre ser un Ángel















"Siento que estoy flotando en plasma. Necesito un maestro o un amante. Necesito que alguien se arriesgue a involucrarse conmigo. Soy tan vanidosa y  tan masoquista. ¿Cómo pueden coexistir?"

"¿Estoy en la foto? ¿Estoy entrando o saliendo? ¿Podría ser un fantasma, un animal o un cadáver, no solo esta chica parada en la esquina ...?"







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En las fotografías de Woodman es habitual que las personas cubran su rostro, o que este aparezca, borroso o desenfocado. Abunda la desnudez, más como signo de desvalimiento que como sugerencia erótica. Su obra se ha interpretado de muchas maneras, algunas de las cuales hacen referencia al hecho de que en enero de 1981, cuando aún contaba veintidós años, pusiera fin a su vida lanzándose desde el ático de un edificio del lower Manhattan. 

Ya había intentado suicidarse unos meses antes, sin éxito, tras lo cual sus padres la acogieron en su casa. Se han señalado motivos como un fracaso sentimental y también de su frustración por no haber sido seleccionada para las becas del Endowmen for the Arts, aunque algunas de sus amigas dijeron que hacía tiempo que sufría una depresión, algo más severo y profundo que cualquier frustración coyuntural.



Su legado ha sido considerable. Sus fotografías se incluyen hoy en colecciones como la del Metropolitan Museum de Nueva York o la Tate Modern de Londres. Y puede rastrearse su influencia en artistas como Cindy Sherman o Nan Goldin, como también en la publicidad y los editoriales de moda: Sloan Rankin, que fue su colaboradora y amiga, declaró en el documental The Woodmans (2010) de Scott Willis: “Lo que hacía estaba por delante de su época. Si tomas un catálogo de Urban Outfitters y colocas al lado una foto de Francesca, verás que la industria se ha adaptado a su forma de pensar”.


































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