jueves, 5 de marzo de 2020

DAMIEN HIRST : ¿QUIÉN QUIERE SER MILLONARIO ?



Damien Hirst, el artista que ganó y perdió  millones






Damien Hirst, en Las Vegas, en 2019.








La riqueza que consiguió al principio de su carrera le llegó de forma inesperada. La subida fue meteórica y se perdió en ella. Según sus propias palabras, se portó de forma "irresponsable" con el dinero y a pesar de que "siempre gané más dinero el año siguiente que el año anterior, aquello era insostenible", afirma, y añade que "la gente dice: “es fácil hacer una fortuna”, pero es difícil aferrarse a una".

El 15 de septiembre del 2008 Damien Hirst marcó un hito en la historia del arte contemporáneo, o en la historia del marketing del arte. El mismo día que Lehman Brothers anunció su quiebra, Hirst inauguraba Beautiful inside my head forever, ("Hermoso dentro de mi cabeza para siempre") su venta al por mayor en Sotheby’s (223 lotes de obras de arte) que se vendieron por más de 200 millones de dólares (algo más de 180 millones de euros), y que engrosaron aún más la economía de quien estaba considerado el artista más rico del mundo. 

Hirst recibió elogios y críticas a partes iguales por convertir una casa de subastas en sala de exposiciones y dejar tan claro que su interés no solo era hacer arte, sino venderlo. Las críticas arreciaron, Hirst aumentó su millonaria fortuna y así continuó durante años. Sin embargo, esta semana The Times ha publicado una conversación con el artista en la que ha explicado cómo se encargó de despilfarrar sus millones sin control hasta llegar a dejar sus cuentas en números rojos.

Damien Hirst es el miembro más destacado del movimiento conocido como The Young Brithis Artist que dominó la década de los noventa, artistas cuyas obras siempre estuvieron rodeadas de polémica por tratar explícitamente temas como el sexo o la violencia, pero también reconocidos por innovar en los materiales y procesos que utilizaron para crear sus obras. En sus confesiones al periódico británico, Hirst reconoce que “lo hubiera perdido todo si no hubiera podido seguir haciendo dinero”. El artista afirma que perdió el control de su negocio y que el despilfarro en el que se vio inmerso le obligó a despedir a 50 empleados y a vender parte de su propia colección de arte para poder sobrevivir en mitad de su bancarrota.

Damien Hirst nació en Bristol hace 54 años y creció en Leeds. Su padre era mecánico y abandonó a su familia cuando él tenía 12 años. Su madre, de ascendencia irlandesa, trabajaba para la Oficina de Atención al Ciudadano y ha llegado a manifestar que perdió el control de su hijo cuando él era aún muy joven. Hirst fue detenido en dos ocasiones por robo y tuvo fuertes enfrentamientos con su progenitora por su forma de vestir y sus gustos musicales, sin embargo ella sí fomentó su afición por el dibujo, casi la única asignatura que interesaba verdaderamente a su hijo. Hirst trabajó en la construcción y después estudió Bellas Artes en la Universidad de Londres. En 1991 realizó su primera exposición individual, en 1995 consiguió el Premio Turner, que organiza cada año la Galería Tate de Londres para galardonar a artistas menores de 50 años y que se ha convertido en el premio más promocionado del Reino Unido, en muchas ocasiones por la controversia que generan sus exposiciones.



Una de las piezas de Damien Hirst expuestas en el museo Tate de Londres, en 2012.

Damien Hirst tampoco se ha librado de la polémica. Ha recibido críticas por el número de animales que han tenido que morir para dar vida a su trabajo a lo largo de su carrera. Ovejas, tiburones, vacas, cerdos, toros, cebras, osos y peces fueron sumergidos entre 1991 y 2014 en vitrinas llenas de formol para crear una serie de sus obras. Pero aún más controvertidas han sido sus confesiones sobre la autoría de su obra. En 2007 el artista confesó: “Apenas vendí una de las obras, usé el dinero para pagar a gente para que las hiciera, porque son mucho mejores que yo para ello. Me aburro y soy muy impaciente”. 

En 2012, fue David Hockney quien criticó su producción desaforada después de una exposición en la que presentó 1.375 obras de puntos de colores hechas por sus asistentes.



Damien Hirst | Andromeda (2018) 

El dinero llovía y con la misma rapidez él lo gastaba, explica ahora. Perdió el control y la escalada de ayudantes, asistentes de ayudantes, técnicos para los asistentes y supuestos entendidos que no lo eran, se sumó a su propia pulsión a gastar sin medida pensando que la entrada de dinero no tenía fin. Hirst afirma al diario británico que subió de forma meteórica y se perdió en su propia fama. “Me comporté de forma irresponsable con el dinero, siempre gané más al año siguiente que el anterior, pero aquello era insostenible", cuenta el creador de la famosa calavera de diamantes. “La gente dice que es fácil hacer una fortuna, pero es difícil aferrarse a una”, continúa.



Daniel Hirst  junto a su famosa calavera de diamantes, en Florencia, en 2010.


En sus declaraciones también habla del mundo que le rodeó durante años: “Comienzas pensando que necesitas un asistente y terminas con biógrafos, comedores de fuego, juglares y músicos que tocan la lira”, dice Hirst con ironía. “Después todos te dicen que ganan poco y más tarde que también todos necesitan ayudantes. Vuelan en bussiness y tus negocios están llenos pero pierden miles de libras al mes (cuenta en referencia a uno de sus restaurantes en Londres). Antes de que te des cuenta, de repente, estás en números rojos cuando no hace mucho tenías un montón de dinero en efectivo”, revela a The Times. También reconoce que perdió el contacto con las cosas cotidianas, que abusó durante años del alcohol y las drogas y que la gente que se movía a su alrededor pensaba que cuanto más puesto estaba más dinero llegaría. “Me dí cuenta que mis excesos y emplear a decenas de personas era insostenible”, dice Hirst. “Todos te quieren. El banco te ama y los contables te adoran porque están cogiendo tu dinero, pero llegué a ver que las cosas no cuadraban. En cualquier lugar donde haya dinero, hay cabrones tratando de quitártelo”.


Misericordia (H6-1) , 2019
Impresión Giclée montada en Diasec sobre panel compuesto de aluminio

La crisis que le dejó al borde de la bancarrota ha amainado y el artista –y sus extravagancias– vuelve a ser una máquina de hacer dinero con obras que muchos siguen pensando que están sobrevaloradas. Por sus declaraciones parece haber aprendido la lección, pero hace solo unos días anunció en su cuenta de Instagram que está inmerso en un proyecto para construir una capilla en el sur de Francia cuya “aguja es un enorme brazo de bronce que apunta a Dios”. Los genios tienen estas cosas.








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María Tinoco: "Los ricos invierten más en arte porque cada vez son más ricos"





¿El arte, como dice Damien Hirst, trata de la vida y el mercado del arte, de dinero?

"Hirst revolucionó el mercado del arte, así que, si él lo dice, por algo será"

¿Quién marca el precio de una obra de arte?

En el mercado primario debería de ser el artista o el artista en consenso con su galerista, si lo tiene. Lo normal es que ese precio esté basado en unos conceptos lo más objetivos posibles, coherente con la carrera del artista y el contexto en el que esté trabajando. Pero si hablamos del segundo mercado, el precio al que se ofrece una obra suele ser una estimación basada en el conocimiento que tiene la casa de subastas del propio mercado, y no es un valor único, suele ser una escala, asegurando al vendedor que la obra no se venderá por menos de un mínimo. En algunas ocasiones no es así y los precios ya no se basan en una oferta y demanda real, de forma que se manipula el mercado y se producen grandes alteraciones en esa oferta y demanda.

¿Por qué alcanzan esos precios las obras de Damien Hirst, Jeff Koons, David Hockney u otros artistas parecidos?

Las grandes galerías de Londres y Nueva York han establecido sinergias y hacen que las carreras de los artistas evolucionen de forma muy rápida en el mercado, de manera que las pujas se concentran en ambas capitales, haciendo que se alcancen cifras record, ya que todos los compradores se encuentran en competencia directa. También hay que añadir otros factores como la globalización o los acuerdos privados previos a las subastas entre galeristas, coleccionistas e inversores para pujar a través de otros agentes o intermediarios y así conseguir subir la cotización de un artista determinado. A todo esto habría que añadir el perfil de los nuevos compradores del arte, que carecen de formación en este tema y compran arte como si de una marca de súper lujo se tratara: su lema parece ser «cuanto más caro mejor», lo que está haciendo que determinados artistas estén alcanzando cifras record, sin que tenga más explicación que esa.

¿De dónde vienen los flujos de dinero, principalmente de Inglaterra y Estados Unidos o están surgiendo nuevos países: Turquía, Corea, China, Brasil, India?

Actualmente vienen de Estados Unidos, seguido de China y Reino Unido muy de cerca, y ya muy de lejos Francia, Alemania y Japón. Hay, efectivamente, nuevos mercados que están llamando la atención, pero aún es pronto para que aparezcan en el mapa. Donde están puestos todos los puntos de mira y se están realizando movimientos es en Londres, a causa del Brexit. Se está comenzando a hablar de París como la nueva capital del mercado del arte europeo. De hecho, David Zwirner, una de las personas más influyentes dentro del mundo de arte, ya ha abierto una nueva galería allí: "Cambia el juego", dijo al Financial Times el verano pasado. Aún tendremos que esperar un tiempo para ver qué pasa.

La casa de subastas Sothebys registró en 2008 en Nueva York las ventas más altas de arte contemporáneo en sus 264 años de historia. ¿El arte funciona como un activo ajeno a los ciclos económicos?

No, en realidad el arte es un reflejo de lo que sucede en la economía. Cada vez hay una brecha más grande entre ricos y pobres; la clase media prácticamente ha desaparecido. Lo mismo ocurre en el mercado del arte: los ricos invierten cada vez cantidades más elevadas de dinero en arte, porque cada vez son más ricos, mientras que la clase media, que compraba hace unos años, ha dejado claramente de comprar y eso se ha visto reflejado en el mercado.




María Tinoco es experta en mercado del arte, perito judicial tasador y directora de la galería The Blink Project de Valencia.





















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