Ni blanco, ni melenudo: Ötzi, el hombre de los hielos, era calvo y de piel oscura
Miguel Ángel Criado*
Hace una década se recreó el aspecto, a la izquierda, que tendría Ötzi. Un nuevo estudio sostiene que este hombre del Neolítico se parecía más a su momia de lo que se creía
Una nueva secuenciación de su genoma desmonta la imagen que se había construido de este individuo asesinado hace 5.300 años
Ni de piel clara, ni melenudo, ni procedía del este. Un nuevo análisis genético de Ötzi, el hombre momificado en el hielo de los Alpes, redibuja la imagen que se tenía del neolítico europeo más famoso. Hallada en 1991 por un par de montañeros alemanes en un glaciar, su momia ha sido estudiada al detalle, llegándose a saber como le mataron o lo último que comió. Hace una década, se secuenció por primera vez el genoma completo del llamado hombre de los hielos. Alimentada por aquellos datos y algo de imaginación, su apariencia era más la que han dibujado las películas de los prehistóricos que la que debió tener en realidad. Ahora, un nuevo estudio genético concluye que probablemente era calvo, tenía la piel muy oscura y sus ancestros eran agricultores que vinieron desde Anatolia, la actual Turquía.
En 2012 se publicaron los resultados del primer análisis del ADN nuclear de Ötzi. Entonces aplicaron las técnicas de secuenciación disponibles sobre el hueso iliaco (de la cadera) izquierdo. Pudieron determinar que tenía ojos marrones, su grupo sanguíneo era el 0 y era intolerante a la lactosa, como la inmensa mayoría de los europeos de entonces. También lo emparentaron con sus coetáneos habitantes de las costas del mar Tirreno, lugareños de lo que hoy son Córcega y Cerdeña. Y en cuanto a sus ancestros, dominaba la ascendencia de genes traídos por los hombres de las estepas del este. La investigación no decía nada del color de la piel ni el cabello, pero desde entonces la imagen de este hombre prehistórico era de la de un aventurero o cazador de piel clara y melenudo.
El nuevo trabajo, publicado en la revista científica Cell Genomics, usa el mismo hueso para volver a secuenciar el genoma de Ötzi. Pero la tecnología no es la misma que la de hace una década. El investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania) Johannes Krause, autor sénior del estudio, dice que ahora tenemos “una mejor comprensión de su apariencia con los últimos resultados”. La resume diciendo que “el hombre de los hielos probablemente era calvo, tenía una piel más oscura que la mayoría de los europeos y no tenía ascendencia de pastores esteparios de Europa del Este”. Su variación genética hace que los hombres que la portan se queden calvos mucho antes de llegar a la vejez.
Cuando fue recuperada del hielo, la momia ya presentaba ese característico color oscuro, pero siempre se ha pensado que fue el propio proceso de momificación lo que oscureció la piel de Ötzi. “Gran parte de la reconstrucción podría ser más bien un producto de la imaginación de los artistas de un centroeuropeo del pasado que la momia real”, comenta Krause. Y añade: “Hemos descubierto durante la última década que la piel clara solo se extendió masivamente en los últimos 5.000 años, probablemente como una adaptación a la agricultura. Hace 8.000 años todos los europeos occidentales y centrales tenían la piel oscura”. Es decir, que el hombre se parecía más a la momia de lo que se había aceptado hasta ahora.
Lo de ser agricultor, o pertenecer a una comunidad que cultivaba la tierra, también lo cuentan los genes. Ötzi tenía una serie de variaciones relacionadas con su metabolismo que lo diferenciaban de los cazadores recolectores del Paleolítico. “Hay variantes en los genes que son polimórficas en humanos, donde una variante proporciona una mejor adaptación a una dieta rica en grasas animales (en los inuit, por ejemplo) y otras son mejores para digerir la grasa vegetal. El hombre de hielo tenía estas últimas. Estaba mejor adaptado a una dieta basada en plantas, lo que generalmente acompaña a un estilo de vida agrícola”, detalla Krause.
Esa dieta vegetal y su estilo de vida agrícola identifican a Ötzi como un neolítico europeo. Cuando fue asesinado de un flechazo, hace entre 5.373 y 5.143 años, las comunidades agrícolas descendientes de los primeros agricultores llegados desde Anatolia y Oriente Próximo ya estaban arrinconando a los grupos de cazadores recolectores o asimilándolos directamente. Pero en aquellos siglos también se produjo una serie de llegadas de pueblos del este, de culturas de pastores a caballo como los yamnaya, que trajeron sus lenguas y sus genes. Hasta las migraciones actuales, el acervo genético de los europeos sobre aquella mezcla entre Anatolia, estepa y un poco de cazadores recolectores. El estudio de 2012 creyó encontrar en el hombre de los hielos la señal genética de los pastores esteparios. Pero, según el nuevo trabajo, la identificación se debió a la contaminación de la muestra con ADN moderno.
Albert Zink es el director del Instituto para el Estudio de las Momias de Eurac Research, un conjunto de centros de investigación de Bolzano (en el Tirol italiano). En esa misma ciudad es donde se encuentra el museo que acoge a Ötzi. Zink fue el primer autor de aquel trabajo de 2012 que empezó a dibujar cómo era el hombre de los hielos y también es ahora coautor del trabajo de Krause. Para explicar el nuevo perfil, Zink señala que ahora hay mucho más ADN antiguo y datos de genética de poblaciones con las que comparar: “En 2012, solo había unos pocos genomas. Además, pudimos reducir la contaminación humana y, por lo tanto, aclarar su ascendencia, mostrando que no había origen estepario”.
Hallazgo del cuerpo momificado de un hombre en el glaciar Similaun en los Alpes de Otzal en Italia, a 92 metros de la frontera con Austria.
De hecho, Ötzi era lo más anatólico que se podría ser. Compartía en un 92% genoma con los primeros agricultores del Neolítico europeo que empezaron a llegar desde esa región hace unos 9.000 años. Ese altísimo grado de ascendencia en unos tiempos donde los esteparios ya habían llegado a Europa, acabando en ocasiones con todo rastro de genético de los hombres que les precedieron, muestra un aislamiento genético que solo se puede explicar porque vivía en los valles alpinos. Es lógico pensar que, dado ese aislamiento, en su genoma hubiera pistas de una reducida diversidad genética e incluso de la endogamia propia de los grupos aislados. Pero no hay nada de eso en Ötzi.
“La ausencia de endogamia podría explicarse porque la alpina no es un área completamente aislada”, recuerda Zink. “Seguramente era una zona poco poblada y con escaso contacto con otras poblaciones, pero aún existía la posibilidad de entrar en contacto con poblaciones de otros valles y parece que ya cruzaron los Alpes durante el Neolítico. Además, sabemos que tuvieron contactos comerciales con la región del lago de Garda (cerca de la actual Verona) e incluso con la Toscana. Por lo tanto, no hubo un aislamiento completo, sino hasta cierto punto”.
La ciencia no ha terminado con Ötzi. De la misma forma que su avance ha permitido redibujar la apariencia y origen que se creía en 2012 que tenía, ahora trabajan con nuevas técnicas para conocer el microbioma y cómo era el sistema inmune del hombre de los hielos.
Diario El País. España
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