La mejor cómplice
Patricia Benito
Es difícil decirte que no
cuando vienes con esa sonrisa
y tus promesas de papel soluble.
Observo salir las mentiras de tu boca,
las acompaño con la mirada
mientras pasean lentamente
como un desfile de Navidad,
con todos los ojos clavados en ellas,
atrayendo la ingenuidad
de los que encuentran a su paso.
Veo sus capas,
las detecto bajo el disfraz,
distingo sus esqueletos,
sus colmillos experimentados,
y —aun así—,
sin razón aparente,
como la mejor cómplice,
despejo con cuidado
el camino a mi yugular.
Vuelves a tenerme a tiro.
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