Joel Meyerowitz
“Podríais pensar
que después de 50 años la fotografía se me ha hecho monótona, pero no es el
caso. Para mí, cada seis o siete años, algo cambia en mí, como una
estación del año, cambiando mis ideas sobre la fotografía y los objetos que me
interesan. Así que, básicamente, durante 50 años, este medio, esta
especie de misterio, el mundo de cada día que es visible para nosotros, me
ha proporcionado un continuo misterio que me mantiene conectado a la fotografía
y a mí mismo. En ese sentido, la fotografía ha sido mi maestra. Y a
mi edad, tras más 50 años de trabajo, me siento fresco y preparado
para comenzar un nuevo trabajo. Y cada día me levanto y salgo a las
calles de una ciudad, al campo o a una pequeña población, siento un apetito
ardiendo dentro de mí, algo que me dice ‘sigue mirando’, ‘qué es eso, por qué
es tan interesante’, ‘fíjate en esa cara’, ‘mira el gesto de esa persona’,
‘mira cómo la luz cae sobre la tierra’… Parece que me pase todo el día diciendo
‘mira eso’, ‘mira aquello’…
"El mundo tiene un
efecto estimulante en mí y creo que, de alguna forma, mi forma de honrar ese
efecto es levantar la cámara y apretar el botón para atrapar aquello que veo y
me resulta conmovedor, rico en misterio o me hace sentir amor por algo. Estas
sensaciones humanas orquestadas a través de una cámara son una especie de
intercambio, y eso es lo que ha dado sentido a mi vida.”
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