Tesoro
Tal Nitzá
Fotografía: Wouda Pitzer
En invierno los guardias arrancaron las frazadas de la piel
a los ocupantes del jardín. Uno de ellos no verá la luz del día.
En primavera se lanzaron botellas ciegas
a las casas marcadas, y el fuego estalló.
Por la noche me refugié en tu cuerpo
como un niño en la fragaria.
Escuchar no más que tu respiración,
apoyarme en ti de pies a cabeza y por un momento
no ver nubes de veneno y ruina
acumulándose pesadamente.
Qué más decirte.
Que en mi pobreza eres el tesoro oculto
sus manos no alcanzarán.
Que en tu pobreza sea yo el tesoro oculto
sus mentes no alcanzarán.
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